Punto Fijo.- Inés Marina Trompiz tenía meses sufriendo los insultos, el acoso y hasta el maltrato psicológico de su primo, que estaba obsesionado con ella. Sin embargo, tenía mucho miedo de denunciarlo, por segunda vez, y hasta evitaba salir de casa para no encontrárselo en la calle.
La noche de este miércoles 8 de mayo, Alexander José Trompiz, su primo hermano, pasó a la casa donde ella vivía con sus padres, en la calle Bolívar de Caja de Agua, en Punto Fijo. El hombre llegó perfumado y sereno. Inés salió con su hija de apenas dos años en brazos a ver qué quería. Sus familiares no saben cómo hizo para llevársela de la casa a un callejón cercano, donde le dio 11 puñaladas, acabando con su vida en cuestiones de segundos.
Los gritos de Inés, con su hija de la mano, alertaron a los vecinos y a sus familiares, quienes llegaron a rescatarla, pero Alexander ya había desaparecido. La llevaron a una clínica cercana a la que llegó sin signos vitales.
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Aunque buscaron al hombre de 37 años por todos lados, no lograron dar con su paradero sino hasta este jueves en la mañana, en un terreno baldío, adyacente al lugar donde asesinó a la joven, con múltiples puñaladas y una que le atravesó el corazón. En su mano, estaba el cuchillo con el que cometió el crimen y también se quitó la vida.
Una relación tormentosa
Inés tuvo una niña hace dos años con su novio que no se hizo responsable. Sin embargo, su familia tomó la responsabilidad. Ese fue el motivo que encontró Alexander para acercarse a la joven, quien aceptó su ayuda monetaria y adoptó a la bebé como suya.
Pero, Inés nunca se imaginó que aceptar esa ayuda la llevaría al acoso, el maltrato y posteriormente a la muerte. En diciembre del año pasado, el hombre la amenazó con asesinar a su padre y “darle donde más le duele” sino le aceptaba, lo que ocasionó que la jovencita dejara de salir de su casa y hasta abandonara el trabajo.
Inés colocó una denuncia ante la policía regional y el hombre firmó una caución, pero solo la respetó por poco tiempo. La joven no regresó a los organismos competentes por miedo, ya que el hombre se había mostrado más agresivo y hasta la perseguía cuando salía a visitar a los vecinos o iba a la bodega.
La familia Trompiz hoy tiene un duelo doble, porque aunque no estaban de acuerdo con lo que hizo Alexander, lo recuerdan como un hombre trabajador y entregado.