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jueves, 28 marzo, 2024

Médico venezolano: la vacunación es fundamental para detener la pandemia del COVID-19

El especialista residenciado en Estados Unidos, Ziad Makarem, enfatizó que los efectos secundarios son menores al daño ocasionado por la enfermedad

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Caracas.- Ziad Makarem, un médico venezolano residente en Estados Unidos, fue uno de los primeros vacunados contra el coronavirus. Días después de la inmunización compartió en redes sociales su experiencia al recibir la primera dosis del prototipo de Pfizer-BioNtech. A juicio del especialista, graduado en la Universidad del Zulia en 1985, la antiviral es una herramienta irremplazable para detener el avance la pandemia, declarada hace 10 meses por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En ese sentido, expuso que los efectos secundarios previstos con la inoculación del fármaco son menores a los síntomas causados por la enfermedad. Insistió en la necesidad de acabar con el temor sobre el procedimiento y ayudar a que las campañas de inmunización avancen para reducir la tasa de mortalidad asociada al padecimiento viral.

“Ante la cantidad de información que uno ve a través de las redes sociales, de los efectos secundarios de la vacuna que podrían, digamos, atemorizar a la población y ser un factor negativo para la colocación de la misma, que es una herramienta fundamental para poder detener esa pandemia, quiero relatar mi propia experiencia”, expresó Makarem.

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Doble experiencia

Por ser parte del personal sanitario en primera línea de respuesta a la epidemia, el médico fue beneficiado con la vacuna apenas fue aprobada y distribuida. Sin embargo, la protección le llegó después de superar la infección. Es decir, resultó infectado mientras atendía a personas con coronavirus en el hospital en el que labora. Debido a esto, conoce tanto los efectos de la enfermedad como los de la vacuna.

“Efectivamente, yo tuve la enfermedad, el COVID-19. Y después vino la vacuna. Entonces, tuve la oportunidad por estar en la primera línea, siendo personal de salud, de ser privilegiado con la colocación de la vacuna Pfizer. Los efectos secundarios, que hay muchos videos que se dicen por ahí, no son una expresión de la enfermedad. Sino que son una respuesta inmunitaria del organismo. Quiere decir que el organismo está dando una respuesta inmunitaria”, aclaró.

El zuliano enfatizó que los efectos secundarios no afectan a todos por igual. En su caso, las reacciones variaron entre dolores de cabeza y fiebre. Refirió que, en su revisión del desarrollo de la vacunación, la consecuencia más frecuente atribuible a la vacuna es un dolor en el sitio de la inyección. No obstante, subrayó que todas estas manifestaciones se pueden controlar con medicamentos de uso común.

“Ahora, no todo el mundo tiene efectos secundarios. El más común es el dolor en el sitio de la inyección, pero hay aproximadamente un 34 % de las personas que tiene fiebre alta. Yo la tuve, dolores musculares, dolores articulares, cefalea o dolores cabeza. Esas manifestaciones se pueden presentar hasta 48 horas después de la colocación de la misma, pero puede ser controladas, con ibuprofeno, acetaminofén y después pasa. Es simplemente una respuesta inmunitaria”, reiteró.

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De vida o muerte

En contraste con las reacciones a la antiviral, Makarem resaltó la importancia de contar con una barrera de inmunidad en plena fase expansiva de la enfermedad. Hasta la fecha, Europa ha enfrentado tres olas de contagio, como se conoce al auge de casos contados después de una etapa de control. En cada uno de estos incrementos de transmisión masiva ha aumentado también la mortalidad. Sobre ese respecto también comparó las ventajas de la antiviral, que se espera ayude a reducir los índices de mortalidad.

“Ese tipo de manifestaciones son mucho menores que lo que representa tener la plusvalía de una inmunidad que contrarreste una enfermedad que es mortal. Es decir, es muchísimo mayor el riesgo de la enfermedad que los efectos secundarios que puede dar una vacuna. Fíjense ustedes, el alcance de la mortalidad que ha producido. Puede ser hasta del 2 %, dependiendo de los grupos etarios y la comorbilidad que puedan tener las personas, a veces agotando todos los recursos, pues no hay manera de revertir la enfermedad, porque no tiene una cura establecida aún”, recordó.

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