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La angustia de Elizabeth se incrementó cuando un efectivo de la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) los amenazó con atentar contra la vida de su hijo. “Te lo voy a matar, así que búscalo porque te lo voy a dejar tirado en Boquerón”, cuenta

Elizabeth González vive un calvario tras la detención de su hijo Eliander Santaella, quien fue detenido el domingo 11 de agosto cuando regresaba a su casa después de haber visitado a su novia en Filas de Mariche.

Eliander y su madre viven en La Dolorita, municipio Sucre del estado Miranda, una zona que se encontraba tranquila, sin manifestaciones tras la elección presidencial. El primero en avisar fue un vecino: “A tu hijo se lo acaban de llevar”.

Esas fueron las palabras que encendieron las alarmas en Elizabeth González, pese a que 15 minutos antes había conversado con su primogénito, quien ya estaba en camino a su residencia, a 6.1 kilómetros.

Tras este aviso, González salió corriendo junto a su esposo hacia la sede policial, que está ubicada en el Polideportivo de las Filas de Mariche, pero su hijo no estaba allí. Algunos vecinos le sugirieron acercarse a la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET), llamada La Pista, donde estaba estacionada la motocicleta de su hijo.

“Un oficial nos dice: ‘Él está aquí porque tiene unos videos en las protestas’, a lo que le pregunté: ‘¿Cuál protesta? Si mi hijo no ha salido ni participado en nada’”, cuenta su madre mientras revive todo lo que ha sucedido en los 92 días que Eliander lleva detenido injustamente.


Mi esposo pasa y el oficial le pide 10.000 dólares para soltarlo. Además, le muestran un selfi donde está mi hijo en una placita, cerca de mi casa

Elizabeth González

Tras esta conversación y los múltiples cuestionamientos de Elizabeth, el funcionario dejó de hablar con ella. “Se cerró y puso una pared. Me decía: ‘No quiero hablar contigo porque las mujeres son muy chismosas (…), quiero hablar con tu esposo’”.

“Mi esposo entra y el oficial le pide 10.000 dólares para soltarlo. Además, le muestran un selfi donde está mi hijo en una placita, cerca de mi casa, una foto muy vieja porque en ese momento estaba muy gordo”, narra.

Su pareja también interpeló al oficial, porque no entendía cómo una fotografía vieja podría llevar a su hijo a una sede del DAET. Al no entender lo que estaba sucediendo y las presuntas pruebas contra su hijo, el funcionario los amenazó con procesar al joven de 25 años.

“Te lo vamos a pasar por terrorismo, incitación al odio, obstaculización de vía pública y resistencia a la autoridad”, relata la madre de Santaella, quien refuta los cargos, pero en especial el último, pues, según relatos de sus vecinos, colaboró con la aprehensión. “Le pidieron el teléfono, la cédula y él se montó como un corderito manso”, narra.

La situación con los funcionarios se tornó más tensa cuando a este centro de detención comenzaron a llegar familiares y amigos de la familia Santaella-González, algunos oficiales de policía.

“Me dijo: ‘Te lo voy a pasar porque están pendientes de una paja’”. Eliander fue trasladado a El Helicoide, en la parroquia San Pedro, donde no supieron nada de él.

“Te lo voy a matar”

La angustia de Elizabeth se incrementó cuando un funcionario los amenazó con atentar contra la vida de su hijo. “Te lo voy a matar, así que búscalo (el cuerpo) porque te lo voy a dejar tirado en Boquerón”, cuenta.

Sacar esa imagen de su cabeza fue sumamente difícil para la madre de Eliander, quien incluso durante uno de sus viajes a El Helicoide vio un bulto con un pedazo de tela roja a la orilla de la carretera y pensó que se trataba de su hijo. “En mi desesperación, me bajé del carro porque pensé que era mi hijo, lo juro por Dios”, narra con los ojos llenos de lágrimas.

Un gran alivio sintió Elizabeth cuando se dio cuenta de que no eran restos humanos y menos los de su hijo. La próxima vez que vio a Eliander fue en los tribunales, gracias al despliegue que hicieron sus familiares para ubicarlo.

Durante los 92 días de su detención, Eliander Santaella pasó 15 días en Zona 7 de la Policía Nacional Bolivariana en Boleita; luego en la cárcel Yare III, hasta el 26 de agosto, cuando fue trasladado a Tocorón, en el estado Aragua, donde solo lo ha visto en una oportunidad, el 1 de octubre.

“Esa vez no me dejaron llevar nada”, recuerda la madre de este preso político. En los días posteriores ha logrado ingresar cinco galletas y cinco litros de agua.


Te lo vamos a pasar por terrorismo, incitación al odio, obstaculización de vía pública y resistencia a la autoridad

Elizabeth González

“La primera vez que lo vi tenía un cuadro diarreico de más de 15 días y había bajado casi 25 kilos. Él es un muchacho alto y gordo, pero cuando lo vi no lo conocía porque tenía la barba muy larga y el corte muy bajito”, detalla.

Con tristeza, Elizabeth reconoce que ese no fue el muchacho que se llevaron. “Él me dijo: ‘Mamá, lamento que me veas en estas condiciones, jamás pensé que me ibas a ver así. ¡Gracias por venir!’”, dice con el alma rota.

González asegura que su hijo siempre ha tenido una buena educación y no se ha metido en problemas. “Me da mucho miedo que me haya esforzado toda la vida por darle valores y principios para que en estos tres meses detenido pueda haber perdido todo lo que le enseñamos”, señala.

La representante del mirandino se siente preocupada por la salud física y psicológica de su hijo. “Me da terror su estado de salud porque hay muchas personas que están enfermas. Hay un chico con un ACV y en estado vegetativo, hay casos con tuberculosis. Eso da terror allá adentro”.

Para Elizabeth González, lo peor de todo es que su hijo Eliander Santaella no hizo nada para estar tras las rejas. “Saber que por un soborno fue detenido. Porque no tenía 10.000 dólares, pero, ¿quién va a tener ese monto bajo la almohada?”, se pregunta con indignación.

La familia Santaella González tiene una pequeña agencia de festejos y reconoce que con esa actividad productiva es difícil obtener grandes ganancias, porque solo salen eventos cada 15 días y son actividades pequeñas. “Ni haciendo 20 eventos podemos obtener ese monto y menos en este país”, relata.

Eliander Santaella es uno de los 1.976 presos políticos, según el más reciente balance de la ONG Foro Penal publicado el 11 de noviembre. De esa cifra, 1.848 fueron detenidos tras la jornada poselectoral.

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