Por afecciones asociadas al coronavirus en los últimos seis meses han muerto 207 galenos y 67 profesionales de la salud, entre los que se cuentan enfermeras, auxiliares de farmacia y enfermería, biomédicos e inspectores sanitarios. Expertos señalan que por cada médico fallecido se pierden en el país entre 25 y 30 años de experiencia. Las cifras causan alarma, pues desde 2013 hasta 2019 habían migrado cerca de 30.000 médicos, mientras el sistema de salud se resquebraja  

A Isidro González lo caracterizaba su nobleza, y en la isla de Margarita, donde trabajó por más de 30 años en el Hospital Luis Ortega de Porlamar, era llamado el médico de los pobres. El urólogo no le cobraba la consulta a los pacientes con escasos recursos. González tenía 74 años y a pesar de estar jubilado seguía trabajando y prestando sus servicios por la carencia de médicos urólogos que desde hace siete años se presenta en la isla.

El 4 de agosto González murió en una clínica privada por síntomas asociados al COVID-19. Para el gremio médico, González fue un gran maestro que atendía a sus pacientes con gran dedicación.

Desde el 16 de junio, cuando se reportó el primer médico fallecido por COVID-19 en el país, han muerto 205 galenos hasta la fecha: 7 en junio; 24 en el mes de julio; 56 en agosto; 62 en septiembre; 32 en el mes de octubre y 26 en noviembre. 

Los 207 médicos que han muerto representan 23,1% del total de casos anunciados por la Comisión Presidencial para la Atención, Prevención y Control del Coronavirus que han fallecido por COVID-19 en el territorio nacional (897). 

En un país con un sistema de salud precario, que no cuenta con los insumos ni la tecnología necesaria para atender de manera adecuada a los pacientes, se le suma la pérdida de capital profesional calificado indispensable para conformar equipos de salud, debido a la escasa respuesta para proteger al personal que atienden en los hospitales a personas con COVID-19, indicaron especialistas consultados por El Pitazo. 

Tanto para José Félix Oletta, médico internista y ex ministro de Salud, como para Jaime Lorenzo, director de la ONG Médicos Unidos de Venezuela, la pérdida de estos profesionales de la salud trae consigo la disminución de la capacidad de atención, no solamente para los pacientes que tienen COVID-19, sino para el resto de las consultas.

“La pandemia exige un gran esfuerzo de las instituciones, y parte de las instituciones son las personas, los equipos de trabajo. Si mueren dos anestesiólogos de un hospital se reduce la plantilla y todos los planes de intervención deben ser suspendidos porque no hay suficiente personal. O si se tienen diez camas de cuidados intensivos y no hay terapistas intensivos, ¿cómo se atiende?”, expresó Oletta.

Los médicos que han fallecido en su mayoría tenían entre 40 y 80 años, algunos eran pediatras, ginecobstetras, traumatólogos, internistas, emergenciólogos o cardiólogos. En el registro diario que lleva El Pitazo se contabilizó la pérdida de médicos en 36 especialidades. El director de la ONG Médicos Unidos de Venezuela señaló que por cada médico fallecido se están perdiendo en promedio entre 25 y 30 años de experiencia.


LA PANDEMIA NO ES EL ÚNICO FACTOR QUE HA ESTADO DISMINUYENDO LA CANTIDAD PROFESIONALES DE LA SALUD, SINO TAMBIÉN LA MIGRACIÓN DE MÉDICOS


No solo están muriendo los galenos con una gran trayectoria profesional en la atención de patologías, sino también médicos dedicados a la formación, que eran investigadores o jefes de servicio.

Anselmo Rodríguez era internista, infectólogo e inmunólogo. Fue fundador y jefe de servicio de la Unidad de Inmunología Clínica del Hospital Dr. Domingo Luciani y fue coordinador nacional del Programa VIH-Sida del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. En 1995 ganó el Premio Latinoamericano por el mejor trabajo científico en el X Congreso Latinoamericano de ETS. El 6 de agosto, Rodríguez, de 78 años, murió en una clínica en el estado Aragua.

Oletta señaló que el ejercicio médico tiene tres aristas fundamentales: el trabajo asistencial, que es la labor diaria de la atención de los enfermos, la formación de los propios profesionales y el área de investigación. “La formación de recursos humanos es un área fundamental y muchos de esos profesionales que murieron eran educadores médicos. Reponer ese capital humano va a requerir de muchos esfuerzos para tener a personas con la misma calificación, con la misma experiencia y con las competencias plenas”.

¿CUÁNTO TIEMPO TARDA EN FORMARSE UN MÉDICO VENEZOLANO?

Un médico debe estudiar aproximadamente 16 años entre el pregrado, el cumplimiento del rural y un posgrado con una subespecialidad. Según Jaime Lorenzo, director de la ONG Médicos Unidos, Venezuela ha perdido en promedio entre 25 y 30 años de experiencia por cada médico fallecido, es decir, entre 5.075 y 6.090 años

6 años de pregrado
1 o 2 años de rural
3 o 5 años dependiendo del posgrado
2  o 3 años en una subespecialidad

*Para los especialistas consultados, recuperar la experiencia y calidad perdida será muy difícil en la Venezuela actual, y tardará muchos años tomando en cuenta el tiempo que debe estudiar un médico para tener una especialidad.

*Los médicos adquieren experiencia y se convierten en especialistas en su área a través de los años, con la práctica diaria, viendo y estudiando la misma enfermedad todos los días, ¿cómo se adquiere esa experiencia si los centros de salud no cuentan con insumos ni tecnología?

¿Cómo se recupera ese capital profesional?

Oletta y Moraima Hernández, presidenta de la Sociedad Médica de la Maternidad Concepción Palacios, concuerdan en que para poder sentar las bases para recuperar la calidad y la experiencia de los médicos que han fallecido durante la pandemia es necesario que haya un cambio en la política venezolana.

“Es importantísimo estimular la profesionalidad, y esto se hace facilitando óptimas condiciones de trabajo, sueldos acordes, se deben reactivar las aperturas de concursos de promoción por méritos, dotar de recursos a las universidades”, indicó Oletta.

Hernández señaló que la pandemia no es el único factor que ha estado disminuyendo la cantidad profesionales de la salud, sino también la migración de médicos que se han ido a otros países buscando mejor calidad de vida.

Un informe de la OPS y la OMS, publicado en junio de 2019, indica que desde 2013 en Venezuela se ha observado una pérdida progresiva de la capacidad operativa del sistema nacional de salud. El informe señala que desde 2017 se ha agudizado la situación. “Muchos hospitales funcionan en condiciones muy difíciles y no pueden garantizar la prestación de servicios básicos. En el 2018, la Federación Médica Venezolana (FMV) calculó que unos 22.000 médicos habían migrado fuera del país. Esta cifra representa aproximadamente una tercera parte de los 66.138 médicos que había en el país en el 2014”.

Sin embargo, esos 22.000 médicos que habían emigrado hasta 2018, aumentó a más de 30.000, según informó Douglas León Natera, presidente de la FMV en septiembre de 2019. Esto indica que de los 66.138 médicos que se registraban en 2014, para finales de 2019 quedaban 35.939.


LA PÉRDIDA DE ESTOS PROFESIONALES DE LA SALUD TRAE CONSIGO LA DISMINUCIÓN DE LA  CAPACIDAD DE ATENCIÓN


Para Oletta, hay que trabajar en crear acordes ambientes de trabajo y estimular el retorno de los profesionales que se han ido a otros países. “Si se crean ambientes adecuados, se establecen políticas de retorno y convenios internacionales que posibiliten la creación de programas de desarrollo acelerado en el exterior para nuestro profesionales con la condición de que regresen a su país, y se dejen de estrangular a las universidades venezolanas, es posible que tengamos una respuesta para la recuperación de profesionales que tanto necesitamos. Mientras no logremos eso vamos a seguir teniendo un déficit de atención”.

Según la OMS, se necesitan alrededor de 23 médicos y enfermeras/os por cada 10.000 habitantes para poder brindar adecuadamente servicios esenciales de la salud a la población. 

Tomando en consideración la cifra de médicos que la OMS indica que se necesitan por cada 10.000 habitantes, Venezuela actualmente necesitaría 65.882 médicos para poder atender adecuadamente a la población venezolana, que es según la estimación de la CIA World Factbook -una publicación anual de la Agencia Central de Inteligencia que registra datos poblacionales- de 28.644.297 habitantes. Por lo tanto el país tiene un déficit de 29.951 médicos.

Para los especialistas, recuperar la experiencia y calidad perdida será muy difícil en una Venezuela como la de hoy, y tardará muchos años tomando en cuenta que un médico debe estudiar seis años para egresar de la universidad, debe realizar uno o dos años de rural, estudiar tres o cinco años dependiendo del posgrado y dos o tres años si quiere realizar una subespecialidad. Además, señalan que los médicos adquieren experiencia y se convierten en especialistas en su área a través de los años, con la práctica diaria, viendo y estudiando la misma enfermedad todos los días, de esa manera es que se van afinando las habilidades.

“¿Cómo adquieres experiencia, cómo formas a la generación de relevo si hay precariedad en los centros de formación? Los médicos se forman dentro de los hospitales, las universidades trabajan con los grandes hospitales del país y sabemos que nuestros centros de salud se han quedado rezagados con el tema de tecnología y no hay insumos para hacer los procedimientos necesarios para formar adecuadamente a nuestros médicos”, concluyó Hernández.

¿QUÉ SE NECESITA PARA RECUPERAR LA EXPERIENCIA Y CALIDAD DE LOS MÉDICOS QUE HAN MUERTO POR COVID-19?

Para los especialistas solo es posible recuperar la experiencia y calidad perdida con un cambio de política que se preocupe por crear buenos ambientes laborales, que incentive el retorno de los profesionales que se han ido y que invierta en las universidades.

*Identificar las necesidades más urgentes del personal profesional de la salud.
*Facilitar óptimas condiciones de trabajo con sueldos acordes.
*Reactivar los concursos de promoción por méritos.
*Dotar a las universidades de recursos para formar a la generación de relevo.
*Estimular el retorno de profesionales que se encuentran fuera del país asegurando seguridad laboral.
*Dotar de insumos y tecnología a los hospitales.

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