Desde hace 20 años el chavismo ha ofrecido las estructuras de los antiguos hoteles Macuto Sheraton y Meliá Caribe, así como la de la Almacenadora Caracas, como parte de la oferta a inversionistas nacionales y extranjeros. Hoy forma parte del paquete de la recién declarada Zona Económica Especial para levantar el interés en el estado costero

La Guaira está de moda. Es lo que asegura el discurso del oficialismo durante los últimos meses. Autoridades sostienen que el estado Vargas se proyecta como un bastión de desarrollo lleno de nuevas oportunidades de inversión, especialmente tras ser incluido como una de las áreas beneficiadas por la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales, promulgada el pasado mes de julio.

El mandatario venezolano Nicolás Maduro anunció hace dos meses, sin ofrecer detalles, la puesta en funcionamiento de territorios de desarrollo productivo en Paraguaná (Falcón), Puerto Cabello – Morón (Carabobo), Margarita (Nueva Esparta), la Isla La Tortuga (Territorio Insular Miranda) y La Guaira (Vargas).

Aunque cada región geográfica aprobada operará bajo la coordinación institucional de la Superintendencia de Zonas Económicas Especiales, en el caso de Vargas las primeras presentaciones al sector industrial y comercial han estado bajo la responsabilidad del gobernador José Alejandro Terán y del diputado a la Asamblea Nacional, electo en 2020, Nicolás Ernesto Maduro Guerra.


La idea es ofrecer a los inversionistas espacios y servicios de inversión para instalar empresas de producción industrial dentro de los rubros que están priorizados en la ley, como el almacenaje y el turismo. La Almacenadora Caracas y el eje de Caraballeda, nos dan esa oportunidad

Marcos Meléndez, Secretario de Desarrollo Económico de la Gobernación de Vargas

Las exposiciones de Terán y Maduro Guerra han sido más detalladas para explicar el alcance de la Zona Económica Especial La Guaira. En estos encuentros, a los que han asistido representantes de gobiernos extranjeros como Rusia, Irán e India, así como figuras de los sectores productivos litoralenses, se exhiben las potencialidades de la región costera y bienes del Estado venezolano, como novedades de inversión.

Sin embargo, dos focos de desarrollo son ofertas vetustas, recurrentes, sin éxito, hechas los últimos 20 años: la culminación y explotación del Gran Hotel Caribe, la estructura que se levanta desde 2006 en los antiguos hoteles de Caraballeda, el Macuto Sheraton y el Meliá Caribe y lo que sería la Universidad del Turismo, de la desafortunada Misión Alma Mater; así como el uso de la Almacenadora Caracas en Catia La Mar, cuyos espacios, desde su construcción a mediados de la década de los 80, ha servido solamente para dar refugios a damnificados por lluvias, sin ver cristalizado los cinco proyectos anunciados desde el año 2001.

Desempolvar estos proyectos hace que algunos sectores vaticinen que la Zona Económica Especial La Guaira tendrá un bajo impacto, aunque otros la cataloguen como la gran panacea.

Se buscan inversionistas

El Secretario de Desarrollo Económico del gobierno regional litoralense, Marcos Meléndez, habló con el embajador de la India en Venezuela de las potencialidades económicas del estado costero durante un encuentro realizado el pasado mes de agosto, en un hotel de Catia La Mar.

“La Zona Económica Especial La Guaira tiene una superficie de 69.339 kilómetros que abarca las parroquias Urimare, Carlos Soublette, Maiquetía y La Guaira. Esta área está definida como la zona de influencia entre el Aeropuerto de Maiquetía y el puerto de La Guaira. Tenemos un Distrito Motor de Desarrollo que se concentra en el ampliación agrícola entre Carayaca y El Junko y dos Eslabones Productivos, muy importantes, la antigua Almacenadora Caracas y el eje turístico Meliá – Sheraton – Los Cocos. La idea es ofrecer a los inversionistas espacios y servicios de inversión para instalar empresas de producción industrial dentro de los rubros que están priorizados en la ley, como el almacenaje y el turismo. La Almacenadora Caracas y el eje de Caraballeda, nos dan esa oportunidad”, señaló Meléndez.

En el caso de la Almacenadora Caracas, la propuesta para los inversionistas es transformar su infraestructura en un condominio modular para industrias livianas con más de 64 mil metros cuadrados de uso. La idea luce atractiva, pero no es la primera vez que esta estructura es objeto de un plan que no se cumple.


El problema con la Almacenadora Caracas es que esa estructura es un gran cangrejo. Se han hecho planes de diversas escalas y nunca prosperan

Empresario de Vargas que solicitó la reserva de su identidad

“El problema con la Almacenadora Caracas es que esa estructura es un gran cangrejo. Se han hecho planes de diversas escalas y nunca prosperan. No creo que una Zona Económica Especial sea para desempolvar proyectos que no tuvieron éxito, sino más bien para dar oportunidades de desarrollo con reglas claras. No creo que inversionistas extranjeros se anoten en esa aventura”, opina un empresario local, que solicitó la reserva de su identidad.

El escepticismo del empresario con la Almacenadora Caracas se fundamenta en las promesas incumplidas. En el año 2008 se anunció que se construiría allí el Mercado de la Economía Popular, un plan que contó con el aval del entonces presidente Hugo Chávez, pero no con el recurso económico.

Durante el año 2012, el entonces gobernador del estado, el fallecido Jorge Luis García Carneiro, suscribió un contrato con el Fondo Global de Construcción, una de las firmas del empresario colombiano Alex Saab, hoy detenido en los Estados Unidos, para el desarrollo del Centro Comercial Comunitario Catia La Mar. A pesar de mostrar la maqueta y hacer anuncios, nunca se inició la obra.

En 2018, García Carneiro cerró un convenio con la empresa Salvafoods C. A., otra empresa del entramado de Alex Saab que se encargaba del empaquetamiento de alimentos para el programa Clap en el puerto de La Guaira, entregándole la administración de la Almacenadora Caracas para convertirla en su centro principal de distribución de alimentos. Salva Foods sólo hizo uso de la estructura como estacionamiento, para luego abandonar la idea.

A pesar de los antecedentes, las autoridades oficialistas ven oportunidades. “Creemos que las condiciones están dadas, porque hay un interés genuino de inversión de países aliados comerciales”, sostiene Meléndez.

Misión Vivienda como obstáculo

En cuanto al otro eslabón productivo que impulsa la recuperación del eje turístico Meliá – Sheraton – Los Cocos, las promesas y la firma de cartas de intención con inversores extranjeros han sido anuncios reiterativos los últimos 16 años.

El Complejo Hotelero Gran Caribe, como fue bautizada la obra en la gerencia de Andrés Izarra como Ministro de Turismo, lleva construyéndose desde el año 2006 y de acuerdo con los anuncios oficiales, al proyecto inconcluso se le han destinado más de 240 millones de dólares.

En 2009, el complejo se incluyó en las cartas de intención suscritas con el gobierno de Brasil. Lo mismo ocurrió en 2010 con el Grupo Pestana, en el marco de los convenios Venezuela – Portugal. En 2013 se firmó un acuerdo de recuperación con la empresa cubana Socivenca C. A. Ninguno de los acuerdos rindió frutos.

Sin embargo, tras el lanzamiento de la Zona Económica Especial La Guaira los trabajos paralizados desde el 2020 fueron retomados en los grandes hoteles de Caraballeda, por lo cual la presencia de obreros y maquinaria pesada se convierte en esperanza de que la obra avance. La última contratista que se mantiene es la empresa de capital panameño Landscape Vision Corporation (Lavincorp).

Fuentes cercanas a este eje de desarrollo, aseguran que los inversionistas iraníes ya visitaron la obra, pero la Misión Vivienda se ha constituido en el gran obstáculo.

“En junio de este año, Nicolás Maduro se reunió con el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, y en este encuentro se suscribió un convenio de cooperación de 20 años en materia de petróleo, petroquímica, alimentación, tecnología y turismo. Una de las ofertas es entregar el complejo de Caraballeda a los iraníes en el marco de la Zona Económica Especial. El mayor problema se centra en la solicitud de los inversores, que implica librar las inmediaciones de la superpoblación de la Misión Vivienda en la zona”, asegura una fuente cercana al oficialismo, que trabaja en el área de turismo.


El mayor problema (para recuperar e invertir en el Gran Hotel Caribe) se centra en la solicitud de los inversores, que implica librar las inmediaciones de la superpoblación de la Misión Vivienda

Fuente ligada al oficialismo en el área de turismo

Obreros que trabajan en la construcción consultados por El Pitazo confirmaron la visita de tres delegaciones extranjeras entre julio y agosto.

“Solo alrededor de los grandes hoteles de Caraballeda hay torres que promedian unos 700 apartamentos, lo que hace prácticamente inviable su reubicación inmediata. Muchos empresarios y profesionales vemos con buenos ojos y apoyamos la Zona Económica, pero mantener en la oferta, estos eslabones, hace que se pierda credibilidad e inversión”, resalta otro comerciante regional, cuya identidad es protegida a petición de la fuente.

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