Caracas destaca por el uso predominante del bolívar, pues solo 10 % de las transacciones capitalinas se hicieron en divisas durante el mes de noviembre. Eso se debe a la diferencia cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el paralelo durante las últimas semanas, situación que también ha provocado la inestabilidad de precios en el país
Isneidi Carmona, una administradora residenciada en Caracas, se encontraba en una tienda de electrodomésticos comprando una licuadora por un costo de 42 dólares y decidió pagar en bolívares, aprovechando que el comercio recibía el dólar al cambio de la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) que, el jueves 12 de diciembre, se ubicó en 49,47 bolívares.
«Mi sueldo me lo pagaron en bolívares y aproveché comprar algunos dólares para guardarlos. Hay cosas de la casa que necesito comprar y estoy yendo a los sitios que reciben el dólar al BCV porque muchas tiendas te cobran los productos en divisas o a la tasa del dólar paralelo», comentó al equipo de El Pitazo.
En medio de la inflación, que ha mostrado repuntes en las últimas semanas y ajustes del tipo de cambio oficial, que han sido insuficientes para contener el diferencial cambiario, un nuevo estudio de Ecoanalítica evidenció que el uso de los bolívares se incrementó en noviembre y abarcó 75 % de las transacciones, mientras que sólo 25 % se hizo en moneda extranjera.


Muchas tiendas te cobran los productos en divisas o a la tasa del dólar paralelo
Isneidi Carmona, compradora caraqueña
Esto obliga a los venezolanos a protegerse de la brecha cambiaria y, por lo tanto, no usan sus divisas. En la medida de lo posible intentan pagar todo lo que puedan en bolívares, de acuerdo con el análisis de economistas consultados por el equipo de El Pitazo.
San Cristóbal, Nueva Esparta y Lechería lideran el uso de divisas, pero solo la primera ciudad fronteriza tiene un porcentaje de transacciones en divisas mayor al 50 %. Caracas destaca por el uso predominante del bolívar, pues solo 10 % de las transacciones capitalinas se hicieron en divisas, según el estudio de Ecoanalítica.
El economista e investigador de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Crespo, explicó que debido a la brecha cambiaria que se ha mantenido actualmente en alrededor de 20 %, los venezolanos se han visto en la necesidad de utilizar lo que se define como arbitraje.
Precisó que eso se traduce en que cada persona toma la decisión de hacer algunas transacciones al tipo de cambio oficial o al dólar paralelo, pensando en lo que menor daño le haga al bolsillo en medio de esa distorsión como lo es la brecha cambiaria.
solo 10 % de las transacciones capitalinas se hicieron en divisas
Falta de confianza en el bolívar
Que el uso del bolívar esté en su mayor punto en casi seis años no es una buena señal ni el reflejo de una mayor confianza en la moneda de curso legal. Por el contrario, evidencia que los venezolanos desean protegerse y, en lo posible, prefieren no mantener saldos en bolívares, según explicó el economista Leonardo Vera.
«El fracaso del anclaje cambiario y el despeje del tipo de cambio paralelo no ayudan. Con una brecha cambiaria grande y creciente, la gente ha preferido conservar sus divisas, en lugar de pagar con ellas y quemarlas a la tasa oficial», puntualizó Vera.
En ese sentido, reiteró que si el bolívar pierde aceleradamente valor frente al dólar, quienes reciben pagos en la moneda de curso legal o los que tienen saldos ociosos en bolívares, tratarán de liquidarlos en gran medida.


Los venezolanos se han visto en la necesidad de utilizar lo que se define como arbitraje
Luis Crespo, economista
Esa situación pasa con el caraqueño Ernesto Ramírez, obrero en una institución pública. Sus pagos los recibe en bolívares y a la tasa del Banco Central de Venezuela Especialmente, su bonificación más reciente y representativa, que es el bono de Guerra Económica por 4.400 bolívares, equivalente a 88 dólares.
Con ese monto aprovechó de comprar los alimentos que hacían falta en su hogar, pero decidió ir directamente a un supermercado y pagar todo en bolívares para no gastar los ahorros que tiene en divisas, pues aseguró que si compra a los buhoneros en los mercados populares deberá pagar un costo más elevado.
«Uno busca rápidamente gastar los bolívares porque los precios suben prácticamente todos los días y uno termina perdiendo. Hay que ingeniárselas para no perder mucho», comentó Ramírez.


Con una brecha cambiaria grande y creciente, la gente ha preferido conservar sus divisas
Leonardo Vera, economista
Expectativas inflacionarias han cambiado
El economista Leonardo Vera detalló que la velocidad de circulación de la moneda de curso legal aumenta porque las expectativas inflacionarias han cambiado. Es decir, el mayor uso de pagos en bolívares es evidencia de que la gente espera tasas de inflación más elevadas en el futuro.
Comentó que un proceso de monetización muy diferente sería aquel donde, consumada la desaparición de la inflación y cualquier expectativa de repunte de ella, los venezolanos recobren la confianza en las autoridades que manejan la política cambiaria y monetaria y decidan volver al bolívar.
Por su parte, Luis Crespo detalló que esta situación va a generar presión inflacionaria, mayores costos en las transacciones, además de la constante incertidumbre en las familias y las empresas de tener que hacer el arbitraje entre las operaciones al tipo de cambio, bien sea el oficial o paralelo.


Uno busca rápidamente gastar los bolívares porque los precios suben prácticamente todos los días
Ernesto Ramírez, comprador caraqueño
El profesor puntualizó que una de las distorsiones que la brecha cambiaria provoca es la presión inflacionaria, pues cuando la dolarización llegó a Venezuela fue una decisión de los sectores económicos para restablecer equilibrios microeconómicos como reponer inventarios, llevar contabilidad, pagar salarios y evitar escasez, pero al conseguir dólares únicamente al mercado paralelo, el empresario va a trasladar esa diferencia de precios a su estructura de costos.
«Si los comerciantes no hacen eso, van a acumular una perdida en volumen y, de no corregirse, va a generar en el tiempo una presión constante y persistente (…) Si no se corrige la brecha entraríamos en un ciclo de aumento permanente en los precios y además fuertes distorsiones microeconómicas en nuestro país», agregó.
Las estimaciones de Crespo indican que para el 2025 la economía nacional podría tener un crecimiento que no superaría el 5 % y una alta inflación, calculada hasta en un 45 %.
El escenario que evalúa apunta a una continuidad en la inestabilidad de precios, con una tasa de inflación que, aunque está por debajo de dos dígitos, aún se considera que es alta.


El mayor uso de pagos en bolívares es evidencia de que la gente espera tasas de inflación más elevadas
Leonardo Vera, economista