Caracas.- En una semana el Gobierno de Nicolás Maduro fue rechazado en su intento de ingresar a Venezuela en los Brics y perdió la confianza de uno de los principales aliados del chavismo: Lula da Silva.
Con miras al 10 de enero de 2025, el internacionalista Lauren Caballero y un doctor en Ciencias Políticas, quien prefirió reservar su identidad, apuntaron que el Gobierno de Lula no será complaciente con Maduro e, incluso, puede generar un mayor distanciamiento y desconocimiento internacional a su figura.
Punto de quiebre
El silencio del Consejo Nacional Electoral (CNE), ante el reclamo internacional sobre la presentación de las actas de votación del 28 de julio, fue la razón por la que Brasil le negó la entrada a Venezuela a un bloque económico muy valorado por el oficialismo. “Hizo promesas que no cumplió”, aseguró el asesor especial brasileño, Celso Amorim, este 25 de octubre a O Globo.
Para Caballero, va a llegar un momento en el que Brasil se cansará de pedirle al ente comicial la publicación de los documentos y tomará una nueva decisión. Si bien descartó un reconocimiento hacia Edmundo González Urrutia, dijo que la posibilidad de hacer un viraje y desconocer totalmente a Maduro es viable.
¿Cómo se decide quién ingresa a los Brics?
“Lo más probable que haga es exigir unas nuevas elecciones creíbles, con verificación internacional”, declaró.
En este sentido, el doctor en Ciencias Políticas dijo que la aceptación de otros países sobre un sistema en el que los resultados electorales parecen haber arrojado “derroteros distintos” hacen que las alianzas ideológicas e intereses comunes se separen de aquellos que puedan romper con la legalidad y legitimidad. “Este es el caso de Venezuela”, especificó.
Desde el 2 de agosto, el Comando Con Venezuela ha publicado el 83,5 % de las actas electorales en el sitio web Resultadosconvzla.com y las ha presentado en las sedes de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Congreso de Colombia. Además, han sido verificadas por organizaciones de observación electoral como el Centro Carter.
“Es poco probable que países que sí han cambiado de ideología de gobierno, a través de unas elecciones que se consideraron suficientemente limpias, quieran tomarse fotos con aliados que no han permitido la clarificación de una situación que resulta delicada”, añadió.
El analista proyectó que, si la situación se mantiene, habrá no solo una respuesta de Lula sino también del resto de la comunidad internacional. “No se vislumbra una complacencia para el 10 de enero, que no pase por una comprobación y corroboración de los resultados electorales venezolanos del 2024”, agregó.
Antecedentes que pesaron
La conducta del Gobierno venezolano, tanto en los asuntos nacionales como en los internacionales, ha sido criticada por Lula. “Es decepcionante”, así calificó el presidente brasileño al comportamiento de su homólogo venezolano el pasado 6 de septiembre en una entrevista con Radio Difusora Goiania.
Aparte de que el CNE, a tres meses de las elecciones, sigue sin publicar los resultados detallados, Caballero recordó otros episodios más vinculados a la política exterior venezolana.
El mismo día de la crítica de Lula a Maduro, el oficialismo revocó el consentimiento que le había dado al Gobierno brasileño para custodiar la embajada de Argentina en Caracas. Seis opositores permanecen resguardados en la sede.
Aparte de anular el permiso, ocurrieron hechos alrededor de la embajada que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) denominó como un “asedio”: el suministro eléctrico fue suspendido y fuerzas de seguridad del Estado venezolano rodearon el edificio.
“Esto rompe con todos los preceptos más elementales del derecho y las relaciones internacionales. Brasil vio eso como un acto hostil contra sus ciudadanos y los argentinos”, explicó el internacionalista.
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Esa acumulación de sucesos va en contra de la política exterior que practica el Estado brasileño. Caballero diferenció ambos casos y dijo que Brasil se ha caracterizado por una proyección exterior profesional, construida a partir de cálculos racionales que están vinculados a sus intereses.
Al contrastar con las prácticas actuales de Venezuela, detalló que “no hay amarres ideológicos” ni se utiliza el discurso político y propagandístico como el principal pivote para relacionarse con otros países.
“El Gobierno venezolano cree que la política exterior se maneja por una cuestión de amores y odios, pero no funciona de esa forma”, recalcó.
Otra de las críticas del internacionalista, tras la cumbre de los Brics, es que Venezuela está en una “pactofilia”, un ímpetu desmedido por formar parte de acuerdos y organizaciones regionales.
En cuanto a relaciones internacionales, considera que ese comportamiento es “terrible” para un Estado, ya que no genera beneficios, sino que las autoridades no terminan de saber con quién pactaron y cuáles son sus obligaciones. “Hace que la política exterior se vuelva un desastre”, insistió.
Reacciones desmedidas
Para intentar ser miembro de los Brics, el oficialismo recurrió a una delegación conformada por el mandatario Nicolás Maduro y su esposa, Cilia Flores, la vicepresidenta Delcy Rodríguez, el presidente de la Asamblea (AN) Jorge Rodríguez y el canciller Yvan Gil. Después de tres días de reuniones no lograron su objetivo.
Si bien Venezuela no fue admitida, el Ministerio de Relaciones Exteriores agradeció el 24 de octubre la invitación y recepción de Rusia, así como el reconocimiento que su gobierno hizo a la reelección de Nicolás Maduro anunciada por el CNE. Con Brasil no hubo el mismo trato.
En medio del comunicado, señaló que el embajador brasileño Eduardo Paes, al hacer referencia al rechazo de la solicitud para ingresar al bloque, “mantuvo el veto que (Jair) Bolsonaro aplicó durante años”. Esto fue considerado como una “agresión” y un “gesto hostil” por Gil.
Con respecto a los términos utilizados por el canciller, Caballero enfatizó que no pueden ser usados “a la ligera” en las relaciones internacionales. Ambos conceptos están delimitados por el derecho internacional a ciertas acciones, como un ataque armado sobre el territorio de otro país.
“Que Brasil no haya dado su voto fue calificado como un ‘acto de agresión’, ese es el nivel de nuestra política exterior”, señaló.
Por su parte, el doctor en Ciencias Políticas dijo que la respuesta de Venezuela es una expresión de insatisfacción que se reitera. Si bien en un momento intentó suavizar las declaraciones del fiscal general, Tarek William Saab, quien hace diez días señaló en Globovisión que Lula era un “agente de la CIA”, ahora el Gobierno venezolano reaccionó con críticas ante el impedimento que le impuso Brasil para conseguir uno de sus objetivos.
La delegación oficialista volverá a Venezuela con menos respaldo del que tenía, ya que Amorim dijo que la confianza está “rota”. Aunado a eso, tampoco escaló en su posición con respecto a los Brics. Tiene el mismo estatus en un bloque económico lleno de aliados que aún no lo consideran como un igual, sino como un aspirante que no cumple con los requisitos.