El gobierno español optó por rebajar la escalada de tensión abierta entre Caracas y Madrid y calificó como soberana la decisión de Nicolás Maduro de convocar al embajador de España en el país Ramón Santos y llamar a consultas a su representante en la capital española.
«Convocar a un embajador y llamar a consultas son decisiones soberanas de cada Estado y por lo tanto, no hay nada que comentar», se limitó a comentar el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una entrevista con la cadena pública Radio Nacional.
Albares respondía así a la decisión de Maduro de llamar a consultas a su embajadora en España, Gladys Gutiérrez, y convocar al embajador español en Caracas, Ramón Santos, por lo que considera insolentes, injerencistas y groseras declaraciones realizadas por la ministra española de Defensa, Margarita Robles.
Robles calificó el jueves, 12 de septiembre, al gobierno de Nicolás Maduro de dictadura y se refirió a los venezolanos que han salido de su país víctimas de la restricción, de la violencia, de la falta de democracia y de la falta de libertad.
Comentarios sobre los que el Gobierno español no se ha pronunciado, pero que han sido aplaudidos por la derecha porque son la pura verdad, en palabras del dirigente del conservador Partido Popular Esteban González Pons, que ha llegado a pedir la retirada del embajador español en Caracas.
Venezuela cita a embajador de España para que responda por declaraciones de la ministra de Defensa
El jefe de la diplomacia española insistió en la voluntad del Ejecutivo de buscar las mejores relaciones posibles con el pueblo hermano de Venezuela y de velar por los intereses de la comunidad y las empresas nacionales en el país suramericano.
Un mensaje de tranquilidad al que se sumó este 13 de septiembre el ministro de Economía Carlos Cuerpo, que garantizó que el gobierno español defenderá sus intereses en caso de que esto fuera necesario.
También el dirigente opositor venezolano Juan Pablo García se mostró convencido, en declaraciones a EFE, de que la crisis no se agravará porque al régimen de Maduro no le interesa romper relaciones con España, ni a España con Venezuela.
«La crisis diplomática no es más que una manera de desviar la atención de lo realmente importante, es decir, de la necesidad de que España reconozca a Edmundo González como presidente electo», dijo García, miembro de la dirección del movimiento Vente Venezuela (VV).
La escalada de tensión de Venezuela con España se produce después de que el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, recibiera al presidente electo de Venezuela, según organismos nacionales e internacionales, Edmundo González Urrutia, que ha pedido asilo político en España.
Sánchez no reconocerá, por el momento, a González Urrutia como presidente electo de Venezuela, tal como ha pedido el Congreso español, que esta semana aprobó la propuesta a instancias del conservador Partido Popular, la ultraderecha y grupos nacionalistas.
Alineado con Bruselas, Sánchez insiste en que Maduro debe mostrar las actas de las elecciones del 28 de julio que, según la oposición venezolana, acreditan la derrota del chavismo.