Maturín.- La requisa en el Centro Penitenciario de Oriente arrojó hallazgos similares a los de otros penales en Venezuela. Las autoridades militares encontraron armas largas, subametralladoras, granadas, bombas lacrimógenas y balas de distintos calibres.
De acuerdo con el balance del ministro de Interior y Justicia, Remigio Ceballos, un total de 171 armas descubrieron dentro de la cárcel de La Pica, ubicada en Maturín, estado Monagas. De esa cantidad, 31 son largas y 45 cortas.
“Además de esto, encontramos cuatro granadas de mano, una granada lacrimógena, 56 cargadores y 1.200 cartuchos de diferentes calibres”, precisó este viernes, 3 de noviembre, cuando se materializó la intervención de La Pica, que fue advertida por familiares el miércoles 1 de noviembre, 2 días después de la toma de la cárcel de Puente Ayala, en Anzoátegui.
De igual manera, Ceballos informó que desmantelaron un centro de operaciones y extorsión. Al menos 120 teléfonos celulares pertenecían a este sitio. “Desde aquí se atentaba contra la seguridad del pueblo”, aseguró en declaraciones transmitidas por el canal Venezolana de Televisión.
“Si los presos están armados es por culpa de las mismas autoridades. Ahora tienen que investigarse ellos mismos”, sentenció la hermana de un recluso mientras aguardaba el traslado de los presos en los autobuses Yutong.
Negociación y enfrentamiento
El balance de Ceballos incluye un supuesto enfrentamiento con un grupo de delincuentes que opuso resistencia a la toma del penal. “A pesar de las medidas de diálogo, un grupo puso resistencia, pero finalmente se logró la rendición”, sostuvo.
Afuera del penal, un grupo de familiares declaró a los medios de comunicación que escucharon detonaciones de armas de fuego. Rechazaron la acción violenta de parte de los efectivos militares, que desde la madrugada llegaron agrediendo a las mujeres que estaban en vigilia desde el miércoles 1.
“La toma siempre sería pacífica. Adentro los presos estaban esperando en vigilia, haciendo oración. No entendemos por qué tienen que ser tan violentos. No entendemos por qué arman este show. Tienen que garantizarles sus derechos”, declaró una mujer.
Los familiares de los presos afirman que la intervención de La Pica se realizó previo acuerdo con los privados de libertad. Incluso, mencionaron que antes de que se estableciera el día de la llegada de Ceballos y la ministra penitenciaria, Celsa Bautista, a los reclusos se les solicitó las partidas de nacimientos y demás documentos personales para levantar los traslados.
“Les explicaron también que sería para evaluar cómo avanzan sus procesos ante tribunales”, declaró la mamá de uno de los detenidos, quien además afirmó que la vigilia se realizaba con el fin de pedir que todos los traslados se realizaran a cárceles cercanas a Monagas, como la ubicada en Sucre.
La intervención del Centro Penitenciario de Oriente es la cuarta que ejecuta el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Entre el 28 y el 29 de octubre, residentes de La Pica observaron cómo los reclusos sacaron todas sus pertenencias.
Una nota de prensa del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) refiere que los reclusos agotaron todos los alimentos para no dejarlos en el penal y que fueran confiscados por los guardias nacionales.
Traslados a Barinas y Bolívar
Las familias de los privados de libertad contabilizaron unos 12 autobuses que salieron de la cárcel de La Pica. Estiman que en esas unidades movilizaron a los 1.400 presos que convivían en el penal. Antes de que las autoridades ingresaran, algunas esposas supieron que los trasladados se realizarían a los estados Barinas y Bolívar.
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La noticia alteró a las personas, quienes rechazaron que las autoridades militares no escucharan sus súplicas de trasladarlos al estado Sucre, cuya cárcel tiene régimen penitenciario.
“Cada semana vengo desde Anaco (Anzoátegui) en cola. Llego a La Ceiba en cola, de allí agarro otra hasta El Tejero (Monagas) y desde allí otra a Maturín y otra más hasta llegar a La Pica. Cómo haré ahora para ir a Barinas o al estado Bolívar”, se preguntó la mamá de un preso.
Otra madre dijo que gasta hasta 60 dólares semanales para comprar y llevar la comida. Ahora desconoce cómo hará y hacia dónde tendrá que dirigirse porque hasta las 5:00 p.m. no sabía cuál era el destino final de su hijo.