Petro o Hernández, Colombia tras un recambio que deje todo igual

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Por: Carlos Hermoso

La tendencia en América Latina se muestra muy gráfica en Colombia. Aun cuando debería de ganar Gustavo Petro, no es de extrañar que se imponga Hernández. Es que ambos lucen como piezas de recambio. Sin apellidos de abolengo. Anuncian cambios para que todo siga más o menos igual.

No representan una opción como en su oportunidad significó Jorge Eliécer Gaitán. Petro puede resultar una mejor alternativa ya que cuenta con esa condición de “progresista” y de “izquierda”, que buenos resultados ha dado en varios países para que todo siga igual, o incluso peor. Perspectiva que fue apuntalada a raíz de la identificación que de él se hiciera con las protestas de 2021.

Colombia exige cambios importantes. En el área de la educación es urgente. También la salud es un asunto prioritario. Son cuestiones inherentes a lo fundamental de la reproducción social capitalista. Esto es, resulta inadmisible —incluso para el capital— que no existan mejores condiciones para la masificación de la educación superior y la salud. Más cuando Colombia, busca una ampliación del proceso de concentración de capitales. Con base en esos aspectos, cuenta con mayores perspectivas un eventual triunfo de Petro. Hernández luce como un estridente sin ideas.

Colombia sigue inmersa en una guerra, uno de cuyos componentes es la economía de la drogas. En 2021 el exministro de hacienda Juan Carlos Echeverry, afirma que “las ventas de cocaína al exterior podrían mover alrededor de 12 mil millones de dólares (…) lo que corresponde aproximadamente a 4 % del Producto Interno Bruto -PIB- del país. Esta declaración deja en evidencia (…) el narcotráfico sostiene la economía capitalista en Colombia”.

Resulta incalculable la cantidad de colombianos dedicados a este negocio. Vaya una perla: “Existen procesos asociados (…) Para obtener la hoja de coca, se requiere del cultivo; para la pasta básica de cocaína, el proceso de extracción; para la base de cocaína, el proceso de refinación y para el clorhidrato de cocaína, el proceso de conversión”. A lo que debemos sumar el ejército que requiere su traslado y comercio por todo el mundo.

Se trata de una mercancía cuyo precio se coloca por encima de su valor de cambio. Su demanda tiende a ser mayor que la oferta. Brinda la más alta renta de la tierra.

Entidades de la talla de American Express, Western Union, Citygroup, Bank of America o Wells Fargo, aceptan pagar multas, con tal de seguir lavando dinero proveniente de la droga. Este negocio beneficia fundamentalmente a los países donde se consume la droga.

“Anti-Drugs Policies in Colombia: Successes, Failures and Wrong Turns” estudio realizado por Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, concluyen que solamente “el 2,6 % del valor que genera la cocaína producida en Colombia permanece en ese país, mientras que el restante 97,4 % es capitalizado (…) en países consumidores de primer mundo”.

Así, la atención de este asunto es fundamental. Colombia se ha adecuado a esa realidad. Pero se encuentra en una circunstancia que lo fuerza a cierto grado de modernización, si atendemos las demandas de capitalización de los recursos que brindan, por ejemplo, el negocio de la droga y el café.

Con los nexos de dependencia de Colombia del imperialismo estadounidense, emerge un sector de la oligarquía que pugna por esa modernización. El someterse a jugar un papel bastante sui géneris en la división internacional del trabajo —como abastecedor de la droga que demanda alrededor de 30 % de la población norteña— crea esa tendencia. Además, hay un desarrollo industrial, agroindustrial, ganadero y agrícola que también así lo demanda.

La educación, junto a la salud, son espacios en los cuales se puede hacer un buen negocio. Pero al alcanzarse cierto grado de desarrollo, los Estados tienden a asumir esa responsabilidad por aquello de actuar como el capitalista total ideal y ubicar algunos desarrollos para sostener el orden. En ese sentido Petro ha ofertado con mayor contundencia su atención.

Lo mismo que Chávez

Chávez también fue una pieza de recambio. Pero salió díscolo, respondón e insuflado de enormes agallas. Aunque en lo esencial cumplió su papel. Promovió una Constitución al servicio del capital, estando el artículo 301 como emblema. Leyes como las que eliminan el doble tributo. Las de protección y promoción de inversiones extranjeras. Maduro completa la obra con leyes como la tal antibloqueo, que subsume y generaliza las anteriores de zonas económicas especiales. Pero Chávez cometió el pecado de atar a Venezuela al bloque imperialista que lidera China.

Esto no significa que Hernández o Petro vayan a seguir los pasos de Chávez. Pero el grado de penetración de capitales chinos en Colombia en algo puede estar incidiendo en su política. China ocupa el segundo lugar en relaciones comerciales. Es de los principales inversionistas. Empresas chinas ganan la licitación para la construcción del metro de Bogotá y la Autopista al Mar 2, de 254 kilómetros. Invierten en oro. En los últimos dos años sus inversión están cerca de mil millones de dólares. Infraestructura, minería, telecomunicaciones, entre otras áreas, son del mayor interés chino. Se trata de sectores a los cuales está vinculada esa parte emergente de la oligarquía.

La economía colombiana es productiva. La agricultura representa un porcentaje importante de los ingresos del país. La droga es la principal fuente, por encima del café y el petróleo. La capitalización de los ingresos por este concepto siempre ha contado con problemas, aunque hay sectores legitimados de la economía empeñados en atenderlos.

Los resultados electorales de mayo, ya inciden en la situación política de Venezuela: ambos candidatos plantean la restitución de las relaciones. Lo que implica que hacia Maduro sopla otro vientecito para ayudar a sostener su régimen. Con Petro, más que con Hernández, se afianza la correlación política en América Latina a favor de gobiernos de recambio, un tanto inclinados hacia China.

CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD

es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. 

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