Por: Carlos Hermoso
Terminamos el año con no muy buenos augurios sobre la unidad. Es que ni siquiera se asoma alguna propuesta colectiva. Aunque hay factores que presentan opciones viables para alcanzar la unidad, los partidos que se asumen como propietarios —quienes cuentan con los recursos para ser tales— no solamente hacen caso omiso, sino que frenan cualquier posibilidad. A esto se suman las ideas que ya afloran para preservar el G-4 como factor en torno del cual se configure un nuevo intento. Lo que resulta una burla, toda vez que ha mostrado no solamente su incapacidad, sino sus ideas erróneas y espíritu sectario. Ha sido un fracaso la gestión del tal G-4.
Las determinaciones que hacen difícil la unidad opositora son diversas. Desde las cuestiones internacionales, hasta aquellas propias de los conceptos que guían a los factores hegemónicos. Además, parece existir poca cultura en relación con cuestiones fundamentales de la política.
Es el caso del correcto manejo —o mejor dicho de la carencia de él— de la conceptuación de estrategia y táctica, y mucho menos de una propuesta programática para atender las grandes demandas del país y el pueblo venezolano. Aunque, al parecer, lo que más pesa no es la ignorancia sino la sujeción a mandatos del exterior, unido al sectarismo y hegemonismo que ahuyentan la unidad.
Las cuestiones internacionales
Hemos señalado algunas de las cuestiones internacionales que inciden en la política venezolana en general. En particular, hemos ubicado los asuntos que atienden de manera directa a la oposición y, más específicamente, aquellos que han incidido en los procesos unitarios. Aspectos que debemos recrear una y otra vez, ya que varían con una velocidad correspondiente con los desarrollos de las contradicciones entre los bloques imperialistas.
En vez de aprovechar las contradicciones entre los bloques imperialistas, los factores propietarios de la oposición se guían de manera acrítica por las orientaciones de uno u otro bloque. Esto, en medio de las diferencias de perspectivas que presentan los bloques que apoyan una salida de la dictadura. Luego, la política pierde eficacia.
Es que la dependencia y sujeción —esto es, la anulación de la autonomía de buena parte de los factores de oposición para tomar decisiones, principalmente del G-4— conducen a frenar el vigor de alguna que otra política, e inhibir definiciones que permitan avanzar en el camino unitario y de alguna estrategia autónoma y soberana para derrocar la dictadura.
En la diversidad de cuestiones que expresan la posición poco definida de EE. UU. en relación con Venezuela, encontramos de manera clara cómo se ha incrementado el comercio. Hasta petróleo ha permitido el gobierno de Biden que le vendan a Venezuela. Cuestión vital para la dictadura, toda vez que eso es lo que le permite incrementar la producción petrolera y la exportación.
Asimismo, recientemente a Roger Carstens —enviado presidencial especial para asuntos de rehenes del gobierno de Joe Biden— le fue permitido reunirse con los seis gerentes de la CITGO presos en el Sebin a raíz de la extradición de Alex Saab a Estados Unidos por parte de Cabo Verde. También se reunió con altos funcionarios del gobierno de la dictadura.
Por otra parte, aun sin contar con evidencias que no sean las posturas de personeros importantes de la oposición, China y Rusia parecen incidir en posiciones políticas de uno u otro factor, al punto de que la fracturan aún más.
Buena parte de la oposición no logra ubicar este asunto de las contradicciones interimperialistas desde una perspectiva nacional y cómo pueden ser provechadas en la política. Algunos concluyen en que no es ignorancia, sino conciencia colonizada. Sea una cosa u otra, no permite ser más eficaz en la acción política contra la dictadura.
Entretanto, el chavismo está unificado en una estrategia compartida por el bloque imperialista del cual es dependiente. De allí las muestras de eficacia, con todo y el inmenso rechazo que recibe del pueblo venezolano, además de las fracturas internas que no tocan el objetivo principal de mantenerse en el poder a toda costa. Ellos sí han aprovechado las contradicciones entre el bloque estadounidense y el alemán. Además, han sabido sumar a otros países que se han alineado en torno de este bloque emergente. Por lo que ha sido de gran ayuda para la dictadura lo que le aportan Irán y Turquía.
Las perspectivas opositoras
Con todo, los factores políticos en verdad enfrentados a la dictadura deben articular fuerzas en una vía estratégica, a partir de principios éticos fundamentales. Es lo que permitiría labrar un camino seguro de la unidad de la oposición.
No es sencillo el asunto. Colocar los intereses superiores, a momentos, es una cuestión difícil de ser asumida por algunos factores de la oposición. Se dan situaciones en que espacios conquistados por algún factor hegemónico son asumidos desconociendo a quienes contribuyeron con el triunfo que no sean los suyos. Contadas son las excepciones de esta práctica. Eso no contribuye a entusiasmar a factores políticos opositores que no cuentan con las condiciones de los partidos hegemonistas. Eso no contribuye con la unidad ciertamente. Eso es parte de los problemas. Sin embargo, ello no debe obstar para seguir empeñados en el camino de la unidad.
La unidad se debe configurar en función de alcanzar un objetivo estratégico claro, cuestión que se viene desdibujando. De allí que asuntos que son propios de la táctica sean asumidos con sentido estratégico. No se logra ubicar que la perspectiva para alcanzar el objetivo, mediante una vía estratégica, debe ser apuntalada por tácticas e iniciativas diversas. Tal es el caso de la iniciativa del referendo revocatorio.
Los soviéticos, entre 1942 y 1944, insistieron en la necesidad de que en Occidente se abriera un segundo frente para atemperar la ofensiva nazi contra la nación socialista. Sin embargo, los estadounidenses e ingleses apostaban por la llegada de las hordas nazi-fascistas a Moscú… Al ver cerca la derrota alemana y la pronta llegada de los soviéticos a Berlín, se apuran los aliados y realizan el desembarco de Normandía. Con todo y que los soviéticos sabían de las perversidades de los estadounidenses e ingleses, mantuvieron firmes sus compromisos para derrotar a los nazis y acabar la guerra.
Es por eso que, aun sabiendo de lo que son capaces los partidos que se asumen como propietarios de la oposición, hay que insistir en la unidad. Cuando las condiciones la demanden, seguramente se apurarán a posiciones más amplias. La unidad, así como sus perspectivas, es empujada por hechos objetivos, sobre todo cuando no hay definiciones, ni una ética en correspondencia con la unidad que demanda el interés nacional y popular.
Por otra parte, la unidad, además de ser un asunto ético, permite, un buen saldo político para quienes la asumen con sinceridad y voluntad. A la postre, la gente tiende a distinguir y valorar a los factores políticos unitarios en la lucha contra la dictadura, la defensa de los intereses nacionales y populares y la conquista de una nueva democracia.
Se abre un período que luce largo. De acá al 2024 no está planteada elección alguna. Las perspectivas del referendo revocatorio no parecen muy buenas para la oposición. Menos aún las de una eventual asamblea constituyente originaria. Servirán para estimular la recuperación del movimiento de masas de la oposición. Pero, a su vez, pueden convertirse en obstáculos para la unidad, sobre todo si son asumidas como fines estratégicos definitorios en la lucha contra la dictadura. Otro de los obstáculos en el camino. Además de que se desdibuja el objetivo de salir de la dictadura y la vía estratégica de la rebelión. Luego, además de que se busca cancelar una perspectiva, no se presenta una alternativa. Ni siquiera una definición al menos clara y transparente.
También los factores políticos considerados como colaboracionistas, junto a los llamados alacranes, que han contribuido con la división, vista una perspectiva de victoria de la oposición seguramente intentarán regresar a sus filas. Circunstancia que también deberá ser evaluada en su oportunidad en la perspectiva de derrocar la dictadura.
Pero son muchos los problemas que padece el país y el pueblo venezolano. Eso no lo podrán esconder ni quienes ejercen la dictadura ni quienes frenan las fuerzas del descontento. Por lo que bien pueden los sectores avanzados apuntalar una política con perspectivas de triunfo, aun cuando no se cuente con el aval de los prepotentes de marras, sin abandonar los esfuerzos unitarios.
CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD
Economista y doctor en ciencias sociales. Profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político.
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