Los bonos de Maduro: el chantaje a una Venezuela hambrienta

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EL PODER EN ESTE PAÍS


Por: Rogelio Guevara Cantillo

En Venezuela ya es costumbre el pago de bonos de asistencia por parte de Nicolás Maduro. No se podría decir que son pan para hoy y hambre para mañana, porque los montos en promedio apenas ascienden a 3 o 4 dólares estadounidenses. Estos bonos son un mecanismo de control social por parte del régimen, aunque irónicamente es poco lo que se puede adquirir con ellos. El carnet “Patria” fue creado por este gobierno y es indispensable para recibir ese dinero. Al preguntar a la ciudadanía venezolana en las calles me llama la atención dos palabras que describen a estos mal llamados bonos. Estas son: miseria y limosna. 

En una investigación del equipo periodístico de El Pitazo se puede apreciar como en el transcurso de lo que va de 2020 la suma de todos estos bonos escasamente llega a los 70 dólares estadounidenses. Los mismos no son siempre recurrentes, son más bien una “ruleta”, son una lotería, en la que un mes puedes ganar, pero el mes siguiente no. Este tipo de bonos, que en el fondo son un disfraz de chantaje, se afianzaron más en la época socialista. Ayudan a incrementar la hiperinflación, son de bajo valor monetario y en parte son esencialmente para ofrecer montos bajos en bolívares para “aparentar” éxito, ya que de subirlos mucho estarían reconociendo su derrota económica.

Según encuesta realizada por de El Pitazo a sus lectores, los mismos consideran que el salario mínimo hoy en día en Venezuela debería ser de 500 dólares. Estos bonos son migajas de hambre, a pesar de que Maduro cada vez que los anuncia demuestra mucho orgullo y satisfacción como si realizara una gran obra benéfica al país.

Para comprender la crisis económica y en especial este capítulo de los bonos que otorga Nicolás Maduro, que no resuelven la crisis de las finanzas familiares, consulté la opinión de un empresario, una activista política, un economista y un trabajador: Aquiles Martini Pietri, destacado líder empresarial, por años al servicio de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela y Fedecámaras; Sandra Flores Garzón, luchadora social y diputada por el partido Primero Justicia; a los economistas Alejandro Castro y Jorge García Rangel, de la firma Econométrica; por parte de la academia al profesor de macroeconomía en la Universidad Metropolitana, Santiago Olalquiaga; y al trabajador venezolano Daniel Silva.


Este tipo de bonos, que en el fondo son un disfraz de chantaje, se afianzaron más en la época socialista. Ayudan a incrementar la hiperinflación, son de bajo valor monetario y en parte son esencialmente para ofrecer montos bajos en bolívares para “aparentar” éxito

Rogelio Guevara

Para Aquiles Martini Pietri dentro de la política social que tiene el régimen están los bonos o dádivas que representan una parte importante de la compra de conciencias. Aunque en realidad debemos entender que hay un grupo de personas en Venezuela cada vez mayor que necesita, de alguna manera, de ayudas para poder subsistir y completar para sus necesidades básicas en medio de la crisis provocada por las malas políticas. Eso si bien es cierto, no es menos cierto que el régimen se ha dedicado a destruir el aparato productivo, así como las posibilidades de que la moneda venezolana se mantenga estable, con lo cual evita que el venezolano pueda tener un salario acorde con sus necesidades de vida. Sostiene Martini Pietri que al régimen no le ha quedado otro remedio que empezar a dar dádivas, o sea limosnas al ciudadano que así lo requiere.

Sandra Flores Garzón reflexiona que estos bonos son una humillación, un chantaje, una manipulación, representado en el depósito de Bs. 1.400.000 a venezolanos a través del sistema patria, que la dictadura llama bono contra la guerra económica. “Es una humillación porque ese dinero no alcanza para comprar un kilo de carne, por lo tanto atenta contra la dignidad de las personas que merecen un sueldo justo y unas verdaderas condiciones económicas que les permitan prosperar, que les permitan seguir adelante”. Maduro sabe que hay hambre en el país, sabe que el 73% de los niños menores de cinco años tienen algún grado de desnutrición, sabe que nuestros abuelos se están muriendo, como es el caso de Silvia y Rafael Sandoval, que fueron hallados sin vida víctimas del hambre.   

Alejandro Castro, de la firma Econométrica, opina que: “Si vuelven de nuevo con el proceso de monetizar el déficit, como lo venían haciendo hasta hace un tiempo atrás de manera agresiva, será negativo para la economía. Al parecer alguien en el alto gobierno lo pensó un poco y sabe que hacer esto iba a llevar a inflaciones de tres dígitos al mes, que iba a terminar siendo un desastre y ha terminado siendo una cosa que ha empobrecido más al país, y llevado a la economía a una dolarización informal. Lo importante es precisamente evitar esta espiral de nuevo, porque básicamente sería condenar a los venezolanos que dependen de misiones y bonos o a las personas de la administración pública a tener sueldos de hambre porque no tienes de otra porque no tienen cómo pagar”. 


Sandra Flores Garzón reflexiona que estos bonos son una humillación, un chantaje, una manipulación, representado en el depósito de Bs. 1.400.000 a venezolanos a través del sistema patria, que la dictadura llama bono contra la guerra económica

Rogelio Guevara

El economista Jorge García Rangel explica que lo podemos enfocar de dos maneras, un enfoque político y un enfoque económico. “El político es una forma de regalía o de populismo barato para decir que el régimen está a favor del pueblo, o que está preocupado por él. Desde el punto de vista económico es gasto reflejado en dinero inorgánico, que sueltan en la calle y te das cuenta que esos bonos se reflejan con el manejo del Banco Central cuando devalúa la moneda, en estos días el tipo de cambio se disparó a cerca de 500.000 bolívares por dólar y se pierde la noción real por los ceros”. 

Santiago Olalquiaga, experto en macroeconomía, considera que esos bonos, de hecho, no son realmente “bonos”, sino transferencias sociales. “Por un lado, está su impacto en el consumo de las familias a las que se entregan. ¿Pueden estas transferencias generar un impacto significativo para esas familias, aliviar la carestía que sufren? La realidad es que en gran medida no, pues estas transferencias no son más que una curita pequeña e insuficiente para una herida abierta”. Otro ángulo es el impacto de estos “bonos” en las finanzas públicas. ¿Cuánto dinero se dedica a financiar estas transferencias sociales? No lo sabemos, pues el gobierno no revela estas cifras.

Daniel Silva, trabajador venezolano que vive en Caracas, opina lo siguiente con relación a los bonos de Maduro: “No te puedo decir que sean malos, ya que hay muchos que no tienen nada que comer, es decir, no tienen otras fuentes de ingresos y con un sueldo mínimo como el que se tiene hoy en día, a pesar de no ser mucho, representa para ellos un pequeño aporte para sobrevivir”.

En Venezuela, un país con gran potencial y talento, destinado a ser vanguardia en Latinoamérica en desarrollo económico y hoy en día carente de éxito, se siguen cometiendo errores para aparentar un triunfo y todo por conservar los privilegios de unos pocos que dicen ser hijos y defensores de la revolución socialista del siglo XXI.


ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @Rogeliogcmundo

Analista del poder y economía en Latinoamérica.

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