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jueves, 28 marzo, 2024

Las sanciones económicas contra Venezuela las inició Maduro con el Dakazo

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Estados Unidos ha sido implacable con las sanciones impuestas a Maduro y toda su cúpula, pero también a la economía y así han generado presión para buscar una salida pacífica al desastre humanitario que se vive en Venezuela.

Por su puesto que era de esperarse que el dictador y sus asesores cubanos, sacaran provecho político de estas acciones, responsabilizando al gobierno de EE.UU, al Grupo de Lima, a la Unión Europea y a los que lo adversan internamente  de la situación catastrófica de nuestro país. Con esto pretende que los venezolanos se martiricen por él y sus secuaces ante una hipotética intervención militar extranjera que lo expulse del poder.

La retórica sobre “guerra económica y sanciones económicas” son las únicas respuestas que el dictador tiene para evadir toda su responsabilidad por la inmensa tragedia que le ha causado y causa a toda la población, diezmada por una diáspora de más de 8 millones de venezolanos que se han marchado del país.

Curtidos en el arte de la manipulación y el engaño, quieren que nos olvidemos que el 13 de noviembre del 2013, cuando faltaba un mes para las elecciones municipales, ante un descontento de la población que se vio reflejado en su propia elección y cuando apenas derrotó a Capriles por un margen muy pequeño, decretó el célebre Dakazo: tiendas de electrodomésticos, cuyo dueño, Falles Mahmoud,  testaferro de Tareck El Aissami, fue obligado a vender sus productos a mitad de precio.

Esto produjo una reacción en cadena y con el general Hebert García Plaza al frente del Órgano Superior para la defensa de la Economía, se produjo una cacería contra todas las empresas y comercios del país a las que obligaron a vender sus productos incluso a precios de pérdida .

Esto trajo como consecuencia el quiebre de empresas y establecimientos que más nunca pudieron reponer sus inventarios, iniciándose el camino sin retorno al desabastecimiento, a las largas colas y a  la debacle económica que hoy vivimos.

Recuerdo dos episodios puntuales que me tocó vivir como Director de Comunicación del MIJP: me llaman del MINCE y me dicen que le informe al M/G Miguel Rodríguez Torres, que tiene que acompañar a Hebert Plaza a una inspección  a las tiendas del Palacio del Blumer. La respuesta de Rodríguez Torres fue: “ Diles que yo no soy General de pantaletas”. Posteriormente lo enviaron a la zona industrial del estado Lara. Previa inspección del grupo creado para visitar las empresas. Tenía que cerrar una empresa de materiales de construcción por violar los precios acordados. Cuando llegamos me dijo: «prepara a los medios para la rueda de prensa». Entramos a una reunión en la cual los dueños demostraron que los informes no se adaptaban a la realidad económica de una empresa. No tomaron en  cuenta variables de pago como horas extras, primas por hijos, utilidades, pagos de servicios, ni gastos de promoción de sus productos. Al final, Rodríguez me dijo: «suspende la rueda de prensa, no habrá anuncios. Si seguimos así no va a quedar una empresa en el país».

Para el 2015 el pueblo le da una lección y la oposición le inflige una contundente derrota en la Asamblea Nacional, pero en vez de escuchar el descontento de la gente, buscaron el argumento  de la “Guerra Económica” que es inexistente, porque nadie la llevaba a cabo, no había autores de la misma.

Bajo ese argumento, funcionarios de gobierno, en complicidad con los “enchufados” se dedicaron tranquilamente al saqueo y se olvidaron de sus responsabilidades del país. Fuí testigo, nadie me lo contó. Mientras se agudizaba la falta de medicamentos, el entonces vicepresidente de la república, hoy canciller en funciones, Jorge Arreaza, se presenta en el Ministerio de Salud. El entonces ministro me dice que lo acompañe a la reunión. El tema era la firma del convenio entre Uruguay y Venezuela pertenecientes al Fondo Chino. Arreaza le explica que no se ha podido cancelar el pago porque en el informe falta su firma. El ministro le dice que no va a firmar ese punto de cuenta porque no va engañar al presidente, le pregunta a Arreaza si él leyó el punto. Dice que sí. le comenta «¿Viste que el precio del kit de insulina que se cotiza en el mercado a 2 dólares lo estamos pagando a 9? ¿Viste todo lo que nos están vendiendo es pura basura que no nos hace falta? Arreaza se sorprende y se dirige a sus ayudantes: ¿Ustedes revisaron esto?» Le contestaron: «El presidente lo firmó» y él dijo: «Paren esto». Se ganaban 7 dólares por cada kit, que era una cantidad superior a los 100 millones de dólares. Cuando Arreaza y su comitiva se fueron me dijo: «Hasta hoy estamos aquí».

Las sanciones económicas de Estados Unidos se comenzaron a aplicar desde 2017 y en enero de 2019 se agudizaron cuando avanzó la deriva dictatorial del gobierno de Maduro y para mantenerse en el poder no le ha importado matar a cientos de estudiantes y llenar las cárceles de presos políticos.

La crisis humanitaria se ha convertido en una tragedia humanitaria pero no producto de una “guerra económica” o de las sanciones, sino de la inmensa corrupción, ineficiencia y desidia de un gobierno que es peor que el de Idi Amin en Uganda. No queda otra alternativa que comprender que buscar  la salida inmediata de Maduro no es un tema exclusivo de los políticos, sino responsabilidad de todos los venezolanos.

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