La pérdida de nuestra identidad

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Aterra pensar en un presente donde se vanagloria perseguir al que piensa distinto y donde se caricaturizan las opiniones de quienes deciden argumentar. De manera silente y progresiva se va extinguiendo la identidad, vamos siendo sustituidos por una imagen digital que no envejece, no se arruga, no madura y que pareciera estar en la constante búsqueda de encajar dentro del tejido social con una imagen digital cada vez más intrusiva.

Por: Juan Viale Rigo

El concepto con el que las redes sociales se dieron a conocer dista mucho de lo que son en la actualidad. Lo que en algún momento fue un espacio para la pluralidad de pensamiento y un medio de comunicación, ahora es un espacio donde se censuran opiniones y donde los poderosos no aceptan verdades que no sean las de ellos. ¿El problema más grande? A sus usuarios no puede importarles menos.

Nunca antes nuestra sociedad fue tan parecida entre sí como en la era digital. Cada vez es más escaso encontrar diferencias de pensamiento o criterios diversos sobre distintos temas —especialmente temas políticos— pareciera que de un momento a otro todos comenzaron perseguir la igualdad de pensamiento cómo resultado de una obra de ingeniería social digna de la literatura distópica.

La contra maduración de nuestra sociedad es indiscutible, los signos están ahí afuera, los vemos con facilidad en quiénes nos rodean, cada vez es más común ver cómo el ser humano se centra en la construcción de una imagen digital que agrade a todos aunque para ello deba renunciar a su propia libertad de pensamiento. Cada vez es más común el individuo que no quiere cuestionar, no quiere formar un criterio y que no quiere ser adulto.

La problemática comienza en que una sociedad fuerte, democrática y moderna no se construye desde la uniformidad de pensamiento, todo lo contrario, una sociedad sin criterio es caldo de cultivo de los peores gobiernos autoritarios y las tiranías del mañana. Sorprende cómo la búsqueda del placer inmediato y la superficialidad de la era digital han ido socavando la adultez.

Aterra pensar en el mañana en un presente donde se vanagloria perseguir al que piensa distinto y donde se caricaturizan las opiniones de quienes deciden argumentar. De manera silente y progresiva se va extinguiendo la identidad, vamos siendo sustituidos por una imagen digital que no envejece, no se arruga, no madura y que pareciera estar en la constante búsqueda de encajar dentro del tejido social con una imagen digital cada vez más intrusiva.

Con este artículo, el último que escribo por el año 2022, quiero hacer un llamado a la reflexión en pro de generar cambios aunque sean pequeños en nuestra sociedad del mañana, no dejemos que la imagen digital borre nuestra identidad, luchemos cada día por ser nosotros mismos y pensar como individuos. En una era donde la uniformidad es una virtud, ser uno mismo es un acto de rebeldía.

Muchas gracias por leerme este año, felices fiestas.

JUAN VIALE RIGO | @JuanVialeRigo / Instagram: @vialecito
Columnista de opinión y escritor de novelas

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