Por Ana Carrasquero Márquez
Quien escribe estas líneas, como consecuencia del apagón del pasado 7 de marzo que afectó prácticamente a toda Venezuela durante 10 días —alrededor de 240 horas, porque cada hora de este martirio contó—, estuvo sin electricidad en Terrazas del Club Hípico, una urbanización del este de la capital, donde explotó la sub estación eléctrica ubicada en La Ciudadela.
Sin electricidad, ninguno de los edificios de la urbanización podía encender sus hidroneumáticos para bombear agua a los apartamentos. Así que no solo fueron 10 días sin electricidad: tampoco hubo agua. A ello se suma que, desde hace casi un año, como consecuencia de un robo de cables, gran parte de Terrazas del Club Hípico no tiene teléfono ni internet, servicios cuyo proveedor es la empresa del Estado Cantv.
En vista de esta situación, y considerando que la cocina de mi hogar es eléctrica, decidimos salir del apartamento hacia otra zona de Caracas en la que no había electricidad, pero sí agua. Eso sí, para tener agua tuvimos que hacernos de un balde al que amarramos una cuerda. De esa forma, al tirar el balde al tanque, podríamos sacar agua para ser usada con criterio de escasez extrema.
En los momentos de reflexión durante la calamidad, recordé un episodio de 2017. Durante septiembre de ese año el huracán Irma golpeó la Florida (Estados Unidos). Mis amados hermano, cuñada y sobrina residen allá. Son parte de la migración forzada ocasionada por el régimen, que ha hecho que pedazos de nuestro corazón estén desperdigados por el mundo. En aquella oportunidad, sentimos mucha angustia por ellos, porque el condado giró instrucciones de evacuación, razón por la cual mi familia tuvo que abandonar su casa para resguardar su vida, sin saber siquiera si tendrían una casa en pie a la que podrían volver.
Recuerdo con mucha claridad que para calmar la angustia que sentíamos aquí en Venezuela por ellos, mi hermano nos envió un video que explicaba el plan para restablecer la electricidad. Este video fue hecho por la compañía privada que les presta el servicio, Florida Power & Light (@insideFPL). La tarifa que cobra la compañía mensualmente oscila entre los $150 y $160. Varía porque depende del consumo. Durante los meses del verano el consumo aumenta, razón por la cual el monto que refleja el recibo también se incrementa.
El video explica que, de haber un corte en el suministro del servicio eléctrico, se dará preferencia, en las operaciones para la restitución a la infraestructura crítica de alta prioridad: hospitales, bomberos, policías, centros del 911. Posteriormente se surtirá a los a los servicios que atienden a la mayor cantidad de consumidores (supermercados, farmacias, estaciones de servicio) y finalmente a los hogares de los suscriptores.
La casa donde viven mis tres seres queridos no sufrió daños que lamentar; pasó cinco días sin electricidad, pero nunca faltó la información por parte de las autoridades y de la propia empresa, que envió a sus suscriptores, de forma continua, información sobre los trabajos de reparación y el tiempo que los mismos demorarían.
Esta no es una apología de la Florida Power & Light. A quien le disguste el ejemplo gringo, le pido que recuerde o le invito a que conozca la historia de Venezuela. El proceso de electrificación de Caracas se le debe a Don Ricardo Zuloaga. Un visionario, un emprendedor, como dice el profesor Rafael Arraiz Lucca en una entrevista hecha por el periodista David González para El Nacional, publicada en 7 días el 24/1/2010: “La Electricidad de Caracas era un ejemplo, un modelo de gestión en manos de venezolanos que nunca le costó un centavo al Estado, pero hay un sesgo contra eso”. Les invito a leer esa entrevista aquí.
Cuando pude entrar a Twitter para enterarme de los casos de otras urbanizaciones caraqueñas que se encontraban en el mismo estado calamitoso que yo, descubrí que el profesor Arraiz Lucca estaba en las Mesetas de Santa Rosa de Lima, atravesando por el mismo calvario.
Mientras tanto, la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), compañía del estado, no informaba a sus suscriptores cuáles serían los pasos a seguir, cuánto tiempo tomaría restablecer el servicio. El ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica aseguró, el día 1º del apagón, que tomaría tres horas restablecer el servicio.
El país nuevo que levantaremos de las cenizas debe mirar su historia y asumir el amargo aprendizaje de estos años. La Electricidad de Caracas, una empresa privada durante más de 100 años —entre 1895 y 2000— nunca dejó a sus suscriptores a oscuras y a la buena de Dios.
Ana María Carrasquero, Coordinadora del Observatorio de Derechos de Propiedad de Cedice Libertad [email protected]
Twitter: @anamcarrasquero