Barquisimeto.- La Fundación Larense de Pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (Fudaeii) alertó este 12 de noviembre sobre la crítica situación que enfrentan al menos 300 pacientes con patologías como Colitis Ulcerosa y Enfermedad de Crohn, quienes no reciben medicamentos de alto costo desde hace dos meses en el IVSS Hospital Pastor Oropeza.
Mariela Cordero, vicepresidenta de Fudaeii, denunció frente a la Dirección de Salud del estado Lara que el IVSS ha dejado de suministrar Mesalazina, Azatioprina y Sulfasalazina, fármacos esenciales para el control de estas enfermedades inflamatorias.
Informó que el martes 5 de noviembre murió uno de los integrantes (65) de esta fundación, precisamente por no tener acceso al medicamento y otros dos están en terapia intensiva. «¿Cuántas personas tienen que fallecer?», se preguntó Cordero.
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La representante, quien ha sufrido esta enfermedad por 15 años, destacó la dificultad económica para adquirir los medicamentos por cuenta propia. «Una caja de Mesalazina de 30 tabletas pasó de costar entre 9 y 13 dólares a 23 dólares, y se necesitan consumir 6 tabletas diarias para controlar la enfermedad, lo que representaría un costo que oscila entre 150 a 190 dólares mensuales. Que no los tenemos, porque simplemente no los ganamos», afirmó.
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La vicepresidenta señaló que muchos pacientes ya están presentando crisis de salud y sacarlos de estas situaciones resulta complicado sin el tratamiento. «A veces tenemos que recolectar dinero entre todos los integrantes de la fundación para ayudar a salir de la crisis a esas personas, pero ya no estamos dando abasto», pues necesitan el medicamento, explicó.

Ante esta situación, representantes de Fudaeii entregaron una carta a la Dirección de Salud del estado Lara, dirigida a la ministra de Salud, Magaly Gutiérrez, en la que explican la situación.
Cordero también señaló que la falta de medicamentos ha obligado a los pacientes a recurrir a tratamientos alternativos como los esteroides, específicamente la Prednisona, que, según Cordero, «no están permitidos» debido a los efectos secundarios severos. «Causan descalcificación, daño hepático, ceguera, enfermedades de la piel, fallas renales, insomnio y cambios de humor», puntualizó.
De los 300 pacientes que integran la fundación, el 80% enfrenta serias dificultades para adquirir los medicamentos. «La Sulfasalazina tiene dos meses que no llega, y la Mesalazina, que es mejor tolerada, no se distribuye desde mayo», afirmó finalmente Cordero.