Caracas. En esta edición de Guayabo, el boletín de El Pitazo dirigido a los venezolanos donde quiera que estén, la periodista Mireya Tabuas nos habla del miedo que se ha instalado en algunos compatriotas a decir que son de Venezuela. Pasa, sobre todo, en países donde son ahora una numerosa comunidad extranjera, que es vista por muchos con muy malos ojos.
Y para evitar malos tratos o ser víctimas de xenofobia, un buen número de ellos escoge disfrazarse de ecuatorianos, peruanos, panameños, chilenos, imitando su acento o escondiendo el suyo, por ejemplo, para así pasar desapercibidos, cuenta la editora de Guayabo.
Chile es el país con más mensajes xenófobos en X contra migrantes de la región
Sin embargo, para su sorpresa, los piropos hacia Venezuela y su gente la sorprenden, algo que, reflexiona, debería ser normal y no extraordinario. Tabuas lo vivió en carne propia.
Le sucedió en el teatro. Al finalizar la función y los aplausos, un chileno que estaba en el asiento de al lado le preguntó si era venezolana. “¿Digo que soy de Venezuela o no?”, se preguntó. Sí, respondió.
Para su alivio y alegría, el chileno dijo que Venezuela es un país “muy chévere y los venezolanos son muy panas”.
“No sé si es que a los venezolanos nos han dado tanto palo que esas migajitas afectivas son como remansos, como cuando hace calor y te llega una brisita (…) Creo que a veces lo malo le quita espacio a lo bueno”, sostiene Mireya Tabuas, antes de sorprendernos con el video de un peruano llamado Abel Chihua, que se hace llamar Transperuzolano, y que, precisamente, retumba en las redes por hablar bien de los venezolanos.
“Soy un venezolano atrapado en el cuerpo de un peruano”, dice en TikTok, donde se ha hecho tendencia por un video en el que comenta que no se le antoja comer un ceviche sino “una cachapita con queso telita y cochino frito”.
Allí también critica a las personas que discriminan a los venezolanos y dice que su sueño es vivir en hermandad, en un mundo sin visas.
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