Coro.- La falconiana Karen Sánchez tenía 24 años cumplidos cuando fue asesinada de al menos 10 puñaladas en el tórax el pasado domingo 15 de diciembre, al norte de Surinam, en un apartamento que compartía con otra coriana con la que se había ido hace dos meses aproximadamente, con una oferta de trabajo en la que incluso le pagaron el pasaje de ida.
Karen fue descrita por sus familiares como una dama en todos los sentidos. Son personas de bajos recursos que viven en un sector popular de la capital falconiana llamado Las Velitas. Dejó dos niños de uno y cuatro años con el único esposo que tuvo desde su adolescencia.
Estudió en la Universidad Politécnica Territorial Alonso Gamero cuando era todavía un tecnológico y logró obtener el título de Técnico Superior Universitario en Administración de Empresas, pergamino que no pudo tener en mano por no poder pagar los aranceles administrativos.
La situación económica para la familia de Karen se puso como para la mayoría de los venezolanos, por lo que su esposo decidió irse a Perú en busca de bienestar para su familia, pero con la intención de que una vez que se estableciera en el país del sur de América Latina, se llevaría a su esposa y sus dos hijos.
No todo corrió como esperaban. El tiempo pasaba y las cosas se apretaban un poco más, por lo que Karen comenzó a trabajar en una casa de familia para poder darle el alimento diario a sus hijos, sin embargo, el dinero que ganaba no alcanzaba para mucho y fue cuando se le presentó la oportunidad de irse a Surinam con una amiga de Coro.
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Ella le ofreció buenos ingresos, estadía y pasajes de ida y vuelta por si no le gustaba el nuevo empleo. La hermana de Karen dijo que nunca conoció a esa amiga, solo supo de la propuesta, pues ya ella estaba en Panamá con su esposo y aunque nadie estuvo de acuerdo con que se fuera así, Karen decidió hacerlo por sus hijos, para darles lo que la economía venezolana no le permitía. Los niños se quedaron en la misma casa de Coro con los abuelos, los padres de Karen.
Dio señales de que las cosas no iban bien
Un mes y medio después de haber salido de Venezuela, Karen le dijo a su hermana que la habían engañado y que no había tal pasaje de regreso, pero ella quería regresarse a Coro. No estaba cómoda con el trabajo.
Su hermana no dudó en comenzar a reunir el dinero para el pasaje de Karen. Junto a su esposo lograría completar el dinero en menos de 15 días, pero la triste noticia llegó primero. El domingo 15 de diciembre, justo una semana después de haber comenzado a reunir el pasaje de regreso a casa, le avisaron que Karen había sido asesinada.
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La familia maneja la hipótesis de que pudo ser víctima de una red de trata de personas que capta jóvenes para sacarlas del país y luego explotarlas sexualmente. “Ella nunca quiso decirme por qué quería regresar, pero está claro que la estaban haciendo hacer cosas que ella no quería y por eso se quería regresar a casa”, dijo su hermana.
La familia poco conoce a la joven de 23 años que se llevó a Karen, solo saben que es del sector Bobare de Coro y que tenía muy poco tiempo conociéndola. “Mi hermana era muy confiada”, dice la mayor de todas.
Esa misma muchacha le había escrito a la madre de Karen que su hija estaba muy deprimida, que se la pasaba llorando, que se quería regresar y que temía que Karen se quitara la vida. Eso invadió de preocupación a la familia, porque Karen siempre fue una joven linda, dedicada, fuerte, trabajadora y muy risueña. Ni en los peores momentos pensaron que el ánimo la derrotara.
La investigación
Los familiares de Karen se enteraron del homicidio por la misma mujer que se la llevó, quien les escribió a través de Whatsapp la terrible noticia, indicando que la había conseguido muerta en la sala del apartamento, desnuda y con muchas heridas, pero que no había escuchado nada porque estaba dormida. Incluso les hizo pensar que Karen se había quitado la vida, información que dio a los organismos de seguridad.
Sin embargo, una vez que removieron el cuerpo, se iniciaron las investigaciones, que determinaron que Karen fue asesinada de al menos 10 puñaladas en el tórax. Desde ese momento su compañera de casa quedó detenida; confiscaron dos celulares y el arma blanca con la que presuntamente la mataron.
La familia tiene poca información sobre el homicidio; por ello enviaron una carta a la Embajada de Venezuela en Surinam para pedir que se investigue el caso a fondo, que el responsable pague por lo sucedido y para buscar la manera de repatriar el cuerpo, porque desean darle cristiana sepultura en su tierra natal. También piden a las mujeres estar alertas y no confiarse de cualquier persona que a la larga pueda hacerles lo que le hicieron a Karen.