Buenos Aires.- Un poco más de 10 minutos estuvo Edmundo González Urrutia en el balcón de la Casa Rosada y durante ese tiempo los venezolanos concentrados este sábado, 4 de enero, en Plaza de Mayo, en Buenos Aires, no dejaron de aplaudir, de cantar el himno, de gritar libertad y de decirle: deseamos volver.
El presidente de Argentina, Javier Milei, acompañó a González Urrutia, le levantó la mano en señal de triunfo y saludó. Junto a ellos estaba el exalcalde de Caracas, exiliado en España, Antonio Ledezma. La parada en la capital argentina es la primera de la gira que hará el dirigente opositor y presidente electo por varios países latinoamericanos antes de la juramentación, el 10 de enero.
Desde abajo, Elimar López, una venezolana nacida en Guatire, estado Miranda, comentó entre lágrimas –justo este 4 de enero– que cumple 7 años de haber llegado a Argentina. “Me vine porque el Gobierno en Venezuela destruyó la economía y acabó con las oportunidades para los jóvenes. El futuro quedó en el piso”.
Tiene 48 años, es licenciada en administración y en Argentina trabaja con un servicio de transporte y traslados de personas. Asistió a este encuentro porque espera volver a su país en libertad, para reconstruirlo. “Me duele pensar irme, pero quiero a mi país libre”.
Venezolanos se concentran en Argentina para acompañar a Edmundo González Urrutia
En medio de la gente estaba Laura Mendoza, de 44 años, quien se cubrió del sol con una bandera de Venezuela desgastada. Tiene 8 años en Argentina, era docente de Educación Inicial en Mérida y el sueldo no le alcanzaba para sus gastos. “No podía más, pero hoy estoy acá porque extraño todo de mi país y este momento me da esperanza y energía”.
El anhelo, regresar
Así como Elimar y Laura, los miles de venezolanos que se concentraron no quitaban la vista del balcón por donde saldrían González Urrutia y Milei. Mientras, algunos bailaban tambores, se tomaban fotografías y compartían con los asistentes.
“No nos conocemos todos, pero somos hermanos por el país que queremos y que añoramos”, dijo Luis, un venezolano que está de paso por Buenos Aires. Vino a hacer un trámite y a visitar a su hijo, que estudia medicina en la universidad pública.
“A mi hijo lo hirieron en una protesta cuando trabajaba de paramédico. Él estaba auxiliando a un joven que luego falleció, un militar lo vio y también le disparó. Ya no podía seguir allá”.
En Argentina hay 200.000 venezolanos migrantes, ninguno pudo votar el 28 de julio, pero la mayoría siente que lo hizo. Así como Mariela Sánchez, una maracucha que tiene 43 años en Argentina, pero que no ha vuelto desde 2015. “Yo no solo soy venezolana, yo soy maracucha y no me he querido nacionalizar argentina. Yo llegué aquí cuando había dictadura y no he querido renunciar jamás a mi nacionalidad”.
Parada a unos metros de Mariela está Susana Díaz, una joven de 28 años que está llorando: “No sé cuándo va a dejar de doler. Quiero tener esperanzas de ver a Venezuela en libertad, pero a veces me frustro. Quiero volver para terminar mi carrera, para abrazar a mi abuela, para decirle que ha valido la pena”.
La mayoría quiere que en Venezuela haya un cambio, que regresen los casi 8 millones de venezolanos que han migrado y que la economía mejore. “Esto no es solo por el 10 de enero, es por todos los años que soñamos con una Venezuela en libertad y qué nadie olvide todo lo que nos ha pasado”, argumentó una joven que tenía un parlante.