Caracas.- ¿Amazon llegó a Venezuela? Eso es lo que se preguntan las personas que frecuentan el casco histórico de Caracas, tras ver una tienda con el logo de la compañía estadounidense. Los transeúntes se detienen a detallar detrás del vitral para entender por qué el local atrae a tantos compradores.
Hacer una fila de 20 personas, en promedio, no es problema para la gente que se propuso verificar si en Amazon Depot de verdad pueden conseguir artículos de tecnología, ropa y hogar por un costo mínimo de 5 dólares. La curiosidad trascendió a las redes sociales donde los jóvenes y no tan jóvenes recomendaron visitar el lugar, así sea para jurungar las cajas, como cita su eslogan.
Una señora de aproximadamente 60 años tenía altas expectativas de compra; con anterioridad había leído un artículo online que reseñaba las bondades del sitio. La verdad se mostraba emocionada. No obstante, el tiempo de espera en la cola para ingresar al establecimiento no le pareció nada satisfactorio. Pasados los 20 minutos ya había contado cuántas personas se habían retirado con bolsas y le resultaba incómodo aguardar en la entrada hasta que dieran la autorización de acceso.
El vigilante relató, en medio de las quejas en la fila, que hace 15 días una señora de edad avanzada se sentó en una esquina por cuatro horas. Ella daba por sentado que venderían teléfonos o tablets, no se quería retirar hasta que sacaran los supuestos equipos. Le indicaron que en el establecimiento no vendían eso, pero no dejaba de insistir. A partir de esa experiencia, y otras, limitaron la permanencia en la instalación por persona: solo se puede estar durante 20 minutos. Sin excepción.
El interior de la tienda se asemeja a los remates de ropa interior de La Hoyada, El Cementerio y tiendas de mercados municipales caraqueños. Una serie de productos están fuera de las cajas, otros en bolsas Ziploc y unos cuantos sellados con cinta adhesiva, pero todos están unos encima de los otros.
La distribución del lugar se hizo de acuerdo con el precio; con un anuncio que cuelga del techo la gente distingue cuál se adapta a su presupuesto. Claro, quien no lo note puede guiarse por una etiqueta distintiva por color: amarillo ($5), rojo ($10), azul ($15) y verde ($20). En el inmobiliario reposan desde chupones para bebé hasta un secador de cabello para perros; no se marca una diferencia en la categoría.
Sin duda, hay variedad de productos, pero sin derecho a devolución. Si las personas interesadas en comprar productos no los prueban o verifican que no tengan daños, la tienda no se hace responsable por la compra. Ese es el mayor riesgo que enfrenta el consumidor en la tienda.
Muchos se preguntan si ese establecimiento Amazon es oficial. La presunción reina en la interrogante, puesto que al preguntarle a los trabajadores ninguno coincide con la respuesta. Lo único seguro es que sigue siendo una alternativa para los ciudadanos que quieren adquirir mercancía de marca a un precio medianamente asequible.