Caracas.- Los Diablos Danzantes de Corpus Christi son una manifestación popular que constituye uno de los sincretismos de fe religiosa más particulares de nuestro país.
Cada jueves de Corpus Christi los diablos penetran, por promesa, una dimensión peligrosa al colocarse sus trajes y sus máscaras, a semejanza de Lucifer, con la intención sublime de rendirse ante el Santísimo Sacramento, como una muestra de devoción y fe incondicional, a través de bailes y cantos únicos.
La manifestación de los Diablos Danzantes de Venezuela se realiza en Naiguatá (Edo. Vargas), Ocumare de la Costa, Cata, Cuyagua, Chuao, Turiamo (Edo. Aragua), San Francisco de Yare, Capaya (Edo. Miranda), Patanemo, Los Caneyes, Guacara, Canoabo (Edo. Carabobo), Tinaquillo (Edo. Cojedes) y San Rafael de Orituco (Edo. Guárico), con ciertas similitudes entre cada localidad, como la existencia de sociedades o hermandades, con una estructura jerárquica, encargadas de organizar la fiesta.
Estas cofradías transmiten de generación en generación el significado de esta fe a través de una celebración espiritual, pero también de resistencia cultural y el fortalecimiento de vínculos solidarios con todas las comunidades en las que se desenvuelven.
El 6 de diciembre de 2012, en París, las 11 cofradías de los Diablos Danzantes de Corpus Christi se convirtieron en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco (Organización de la Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura), siendo una de las mayores expresiones religiosas y culturales del país.