Caracas.- Confinados desde marzo y con la pandemia por COVID-19 desatada en todo el país, los venezolanos recibirán el jueves la transmisión del certamen de belleza Miss Venezuela, grabado previamente y con una espontaneidad simulada, pues todas las ‘misses’ tuvieron que fingir ser la ganadora sin saber quién se quedará con la corona.
«No vamos a tener el calor de un ‘vivo’ (transmisión en directo), no vamos a tener el calor de un público presente y está grabado en su totalidad«, dijo a EFE Ricardo Di Salvatore, productor ejecutivo del certamen y director de producción de Venevisión.
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La logística, dice, fue un «desafío» en la medida en que no se podía trabajar con más de 20 personas a la vez, siendo un concurso que llegó a poner más de 100 artistas en escena, para respetar «todas las normas de bioseguridad que están establecidas a nivel mundial».
Entonces «tenías que grabar todo individual», agrega, y para lograrlo, las 22 competidoras grabaron por separado. Cada una fue filmada dentro de «una caja de cinco metros de ancho por cuatro metros de largo», o así lo resume el director general del certamen, Erick Simonato, quien garantizó que nunca estuvieron una al lado de la otra.
22 «Ganadoras», 1 sola corona
El pasado viernes, se realizó la última actividad del Miss Venezuela, la entrevista de las 22 participantes con el jurado. Ese día, la producción calculó las votaciones y supo quiénes resultaron ganadoras. Ellas no lo sabrán hasta el jueves en la noche, cuando verán la transmisión del certamen desde sus hogares.
Para conservar el secreto, explica Di Salvatore, se «están tomando medidas para que esa información confidencial la maneje equis cantidad de personas». Una tarea doblemente difícil si se tiene en cuenta el fanatismo que despierta el certamen dentro y fuera de Venezuela, que siempre alienta filtraciones.
Entonces, al final del programa del jueves, se anunciará la ganadora, pero la reacción que verá el espectador será fingida, pues todas las candidatas tuvieron que simular emociones ante la cámara por supuestamente haber resultado ganadoras.
Esto «se ensayó muy por encima», aclara Di Salvatore pues, argumenta, «no se quiso jugar con la parte sentimental de cada una de las muchachas» y por eso ninguna fue grabada con la corona.
La coronación será grabada el viernes en la mañana y transmitida esa noche en otro programa de una hora de duración.
La pandemia mató la sorpresa
Por primera vez en 67 años, el show fue grabado en su totalidad. No hay «en vivo». Los desfiles, bailes, declaraciones y premiaciones ya ocurrieron y cuando finalmente todo esto sea presentado, a través del canal privado Venevisión, no se verán los desatinos típicos de estos concursos sino el resultado de una postproducción mesurada.
El afamado concurso, del que ha salido el mayor número de reinas internacionales de belleza, adaptó sus procedimientos para no dejar pasar el año sin levantar el telón y, para lograrlo, tuvo que sortear el distanciamiento obligatorio y toda la crisis que se vive en el país caribeño.
Pese a que la organización asegura haber cumplido todos los requisitos exigidos para evitar contagios, es llamativo que, mientras los tres concursos de belleza más importantes (Miss Universo, Miss Mundo y Miss Internacional) anunciaron que no celebrarán sus ediciones este año debido al coronavirus, Venezuela, país con escasos recursos para atender emergencias, siga adelante.
Reina en pandemia
La gerente general del Miss Venezuela, Nina Sicilia, considera que llevar a cabo este concurso en medio de una pandemia, que ha dejado unas 500 muertes en el país, no deja de ser oportuno porque las empresas están llamadas a seguir trabajando.
Las ‘misses’ de este año, dijo, han mostrado más resiliencia y compromiso que en años anteriores pues completaron a distancia todas sus clases de oratoria, pasarela, maquillaje, estilismo y desarrollo personal sin descuidar la preparación física, ineludible en estas competiciones.
Las 22 aspirantes, desde marzo confinadas en sus regiones de origen por decreto presidencial, sortearon desde el 1 de abril los dos mayores obstáculos que existen en Venezuela para una clase virtual: los frecuentes fallos eléctricos y la falta de conexión a internet.
Aun así, tres veces por semana todas recibieron lecciones con sus profesores y, celebra Sicilia, solo se contabilizaron dos deserciones: una candidata que fue retirada por haber participado en una fiesta en medio de la cuarentena y otra que optó por retirarse alegando motivos de estudio.
Por segundo año consecutivo, el certamen no anunciará las medidas físicas de las competidoras -al defender que las mujeres son más que unos cánones de busto, cadera y cintura- sin negar que la organización está «buscando una mujer bella físicamente a los ojos de la mayoría».
Más barato
Consultado sobre los costos que conllevan armar un espectáculo en estas condiciones, Simonato admite que ha sido «mucho más rentable y mucho más económico porque no se gasta lo que se debería de gastar para hacer un gran espectáculo».
Esto se debe, dijo, a que se eliminaron los gastos de escenografía, de alquiler de equipos como pantallas y luces, se diezmó el personal técnico y, por primera vez, no se contrataron cantantes para amenizar el espectáculo.
Al respecto, Di Salvatore defiende que el costo monetario «no se equipara con el costo del trabajo» realizado por los involucrados, quienes tuvieron que sortear la escasez de gasolina que vive el país para llegar a las grabaciones o soportar horas de espera en estudio mientras fallaba la electricidad.
Con todo, los organizadores insisten en que el resultado, que durará poco más de dos horas, valdrá la pena «sentarse a verlo» porque aunque «hacer un Miss Venezuela no es fácil», aclara Simonato, se trata de algo que forma parte de la «idiosincrasia» nacional