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viernes, 21 marzo, 2025

El apagón que le costó la vida al profesor Israel Ramírez al quedar encerrado en el ascensor

Cuando Israel Ramírez regresaba de comprar arroz para el almuerzo, un apagón eléctrico en su zona lo dejó atrapado en el ascensor de su edificio en la ciudad de Mérida. Al intentar salir de la cabina atascada entre el primer y segundo pisos, el profesor cayó al vacío

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Ingeniero de Sistemas, profesor e investigador jubilado de la Universidad de Los Andes (ULA), Israel Ramírez era una figura entrañable para los habitantes del edificio La Columna. Desde su llegada en 1983, el profesor Israel se convirtió en un pilar dentro de la comunidad. “Él era el típico andino, cerrado, pero con un gran corazón”, comenta su amigo cercano, Óscar Mujica. Junto a otros vecinos que llegaron allí en esa época, se formó una gran familia que vio crecer a sus hijos jugando entre los pasillos del edificio.

“Era el papá del edificio”, expresa su vecino Etienne Gómez, quien laboraba en la junta de condominio junto a Israel. Etienne llegó hace 7 años al edificio, desde 2019 es el presidente de condominio; mientras que el profesor Israel fungía de vicepresidente de la junta actual. “Tenía un espíritu muy colaborador y él sabía cómo funcionaba todo en el edificio; el ascensor, el hidroneumático, el portón eléctrico, porque estaba al frente de todas esas cosas siempre”.

La mañana del jueves 16 de mayo de 2024 fue tranquila para el profesor Israel. Como estaba jubilado, sus días solían transcurrir con calma. Acostumbraba a salir para hacer diligencias, a saludar o firmar papeles en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) de la ULA, donde trabajó como profesor e investigador; pero ese día no era el caso.

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Cerca de la 1:00 p.m. Israel salió a comprar arroz para el almuerzo. Casi como una premonición, su esposa le dijo que no era necesario y le propuso cocinar otra cosa. Sin embargo, el profesor se encaminó a la compra. Fue a un abasto cercano, regresó rápidamente, pero al entrar al ascensor, junto a una señora que iba de visita al apartamento de una familiar, hubo un apagón, una falla de electricidad.

El profesor Israel no llevaba su teléfono, pero le pidió prestada una llamada a la señora que le acompañaba, y marcó, de memoria, el número de su esposa. Al contactarla, le indicó que buscara al conserje para que los auxiliara. La visitante también se comunicó con su hijo, quien salió del apartamento del familiar a ayudarlos.

Los constantes apagones en Mérida

La falta de electricidad fue una constante durante el primer semestre del 2024 para los habitantes del edificio La Columna, ubicado en la parroquia Arias del sector Belén de la ciudad de Mérida. Su presidente de condominio comenta que durante 2023 no había tantas fallas, pero ese año las interrupciones del servicio aumentaron en la zona. “Solía haber tres cortes de electricidad al día, que duraban aproximadamente tres horas cada uno”, nueve horas diarias en total, comenta Etienne.

En mayo de 2024, El Pitazo documentó que 22 de 23 estados de Venezuela registraban racionamientos eléctricos diarios. Los apagones se debían a que Corpoelec no tiene la suficiente energía para cubrir la demanda nacional y Mérida es uno de los 6 estados más afectados.

Este 2025, desde mediados de enero, se anunció un plan de administración de carga para Mérida, que también afecta al estado Trujillo, como medida ante los “bajos niveles” de los embalses hidroeléctricos de Táchira y Barinas, según declaraciones del gerente regional de Corpoelec Trujillo, Julio Yépez Castro; lo que deja a distintos sectores de la ciudad de Mérida, incluyendo Belén, sin servicio entre 4 y 8 horas diarias, entre las 4:00 p.m. y las 6:00 a.m., como denunciaron vecinos el 31 de enero. Es decir, la situación no ha cambiado.

No quería estar encerrado tres horas

Y uno de esos apagones y fallas eléctricas ocurrió cuando el profesor Israel iba dentro del ascensor. Era alrededor de la 1:30 p.m., el conserje, que tenía una llave para abrir las puertas, no estaba en el edificio y el ascensor quedó entre la mitad del primer y segundo pisos. Fue cuando le recomendó a su esposa buscar en su apartamento la llave para abrir las puertas del ascensor, con la intención de que el hijo de la señora que estaba con él las abriera desde el piso dos. El profesor insistía en que no quería quedarse allí tres horas, que era el tiempo promedio de los cortes de electricidad en ese momento.

Mientras el joven intentaba abrir la puerta del ascensor del segundo piso, la esposa seguía buscando al conserje por la planta baja. 

Pasaron unos 10 minutos. Como buen conocedor del funcionamiento de su edificio, el profesor Israel abrió las puertas de la cabina del ascensor, empujándolas con las manos, y levantó un “gancho” que está en la parte superior de las puertas externas para abrirlas en el primer nivel. “Era imposible abrir las puertas del piso dos porque la cabina estaba en medio de ese piso”, comenta Etienne, negando con la cabeza. Y recuerda que al abrir las puertas del primer piso, el profesor le comentó a la señora en el ascensor, “yo creo que por ahí salgo sin problema, tranquila. Yo salgo, busco la llave y abro para que usted salga por arriba”.

Con la cabina del ascensor a nivel de sus tobillos, con un vacío de más o menos metro y medio bajo sus pies, el profesor Israel intentó salir por el primer piso, mientras su esposa seguía en búsqueda del conserje, y el hijo de la señora también atascada en el ascensor, intentaba abrir la puerta del segundo nivel.

Tomada la decisión, el profesor Israel se deslizó boca abajo por la cabina, intentando llegar los pies al suelo del primer piso. “Se quedó un rato colgado de estómago, con el pecho en el piso del ascensor, mientras la señora veía que estaba buscando donde apoyar los pies”, comenta Etienne.

Para intentar llegar los pies al piso, Etienne cuenta que el profesor “se impulsó lo más fuerte que pudo”, pero justo en ese momento se escuchó un ruido estruendoso que lo alarmó tanto a él, que estaba en una de las habitaciones de su apartamento (en el primer piso, diagonal al ascensor), como a la esposa del profesor Israel, que se encontraba en mezanina, aun buscando al conserje.

Al escuchar el impacto, la esposa subió al primer piso y apenas llegó la señora le dijo “el señor se lanzó”. Tras varios gritos de auxilio de la esposa, Etienne salió de su apartamento sin entender lo que pasaba. Con el shock de la situación, no recuerda quién le comentó “Israel se cayó por el ascensor”

No lo podía creer. Hasta hoy, él y varios vecinos piensan que el profesor Israel “no haría algo así”, pues era una persona muy correcta en todo lo que hacía. 

Mantenían la esperanza de auxiliarlo

Aunque a Etienne le costaba creer el hecho, buscó la llave para abrir las puertas del ascensor del sótano y auxiliar al profesor. Mientras bajaba las escaleras de los tres pisos que le separan del sótano, incluyendo mezanina y planta baja, llegó la electricidad. Ese día, el corte no duró más de 15 minutos.

Abrió las puertas del ascensor del sótano y se metió en la fosa, recordando la advertencia de varios vecinos de tener cuidado en caso de que la cabina bajara, pero Etienne sabía que era seguro hacerlo porque la maquinaria no se mueve con las puertas abiertas.

Rápidamente, chequeó los signos vitales del profesor. No sentía ninguno, intentó aplicarle reanimación cardiopulmonar, pero se dio cuenta de que tenía una herida traumática en la cabeza y no podía hacer nada.

Con la cabeza y el corazón anudados, Etienne subió a dar la lamentable noticia a la esposa, pero ella mantenía la esperanza de que los bomberos pudieran auxiliar a Israel.

Mientras llegaba el Cuerpo de Bomberos de la avenida Universidad, que ya habían llamado los vecinos, Etienne buscó la llave de la azotea para auxiliar a la señora que seguía en el ascensor. Después de nivelar la cabina para que ella saliera a salvo, volvió a subir para apagarlo.

Los bomberos confirmaron que el profesor Israel estaba sin signos vitales, cerraron el área en espera del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), cuyos funcionarios hicieron exhaustivas revisiones del edificio y del ascensor, asegurándose de que este funcionara correctamente.

Tras interrogar a los vecinos presentes y tomar las declaraciones de la señora que vivió la tragedia desde el ascensor, el Cicpc realizó el reporte oficial, al cual accedió El Pitazo a través de un funcionario bajo anonimato:

La víctima iba otra ciudadana en el ascensor de su edificio, al momento en el que ocurrió un corte del fluido eléctrico; quedaron ambos encerrados. Solicitó auxilio vía telefónica, varios adjudicatarios, junto a la esposa de la víctima, llegaron y lograron abrir la puerta del ascensor en el primer nivel del edificio, pero, debido al lugar donde se atascó, específicamente entre los pisos 1 y 2, quedó un espacio entre el ascensor y el nivel del piso, cuando trató de salir, de manera accidental perdió el equilibrio y cayó al vacío por el sistema del ascensor.

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