Caracas.- El próximo 15 de septiembre, Lisbeli Marina Vera Andrade cumplirá 20 años. ¿Qué había logrado cada uno de nosotros a esa edad? Ella, entre otras cosas, tres medallas paralímpicas que celebró sujetando con su mano derecha, y apenas unos centímetros de antebrazo izquierdo, la bandera nacional.
Lisbeli Vera es paratleta porque nació sin que una de sus extremidades superiores se hubiese formado totalmente, pero ya vemos cuán insignificante ha sido esa discapacidad en su vida. Nació en el año 2001 en Tucaní, estado Mérida, pero creció y vivió con sus abuelos hasta el comienzo de su pubertad en San José de las Heras, estado Zulia. Fue allí, a orillas del Lago de Maracaibo, donde aprendió a hablar con ese acento zuliano que no se quita jamás.
Desde que tiene uso de razón, Lisbeli tuvo que lidiar con las miradas y los comentarios hirientes de quienes veían en su discapacidad un motivo de burla o de lástima. «Cuando iba a la escuela se burlaban de mí porque me faltaba esa parte del cuerpo, eso me hizo sentir diferente desde siempre. Me encerraba en mi casa y decía que no quería salir. Estas bromas empezaron en la escuela, como a los cinco o seis años cuando entré a primer grado», contó en una entrevista publicada el pasado 14 de marzo en el portal web de los Juegos Paralímpicos.
«Esa parte del cuerpo» que le falta a Lisbeli, que hubiese sido su antebrazo izquierdo, no le ha impedido ser la más veloz entre sus pares en distintas competencias. Ganó la carrera de 100 metros planos en Tokyo 2020 con un tiempo de 11.97 segundos y corrió el doble de distancia en 24.52, llevándose en ambas la medalla de oro. En los Juegos Panamericanos de 2019 ya había marcado un nuevo récord continental en la carrera de 400 metros, al hacerla en apenas 59.10 segundos.
Lisbeli cuenta que sus maestras reprendían a quienes la hacían sentir mal por su discapacidad. Ellas siempre la trataron como igual y eso lo agradece. A pesar de la corta edad que tenía en primer grado, ya entendía que las burlas de los otros podían dolerle más a sus abuelos que a ella, por eso prefería no contarles al respecto. «Desde pequeña viví con mi abuela y mi abuelo. No les decía nada de lo que me pasaba en el colegio. Ellos se enteraban de que me hacían bullying cuando había peleado con algún compañero o cuando los profesores pasaban por la casa y se los decían», recuerda.
En 2014, cuando tenía 13 años, Lisbeli se fue a vivir a Maracaibo con un tío paterno. Fue allí donde comenzó su formación profesional como paratleta. Antes, cuando aún iba a la escuela en San José de las Heras, un entrenador llamado Leonel Cabezas vio su potencial en una carrera callejera entre niños que buscaban divertirse. «Fue él quien me vio y me recomendó a mi entrenador Isidro Barthelemy», cuenta quien tiene como pasatiempo bailar y cuya heroína de referencia es la velocista venezolana Elsa Antúnez.
Lisbeli debutó como corredora en los Juegos Parapanamericanos Juveniles de Sao Paulo 2017, cuando apenas tenía 16 años. Luego participó en los Juegos Panamericanos de 2019, donde se tituló campeona en los 400 metros y además ganó medallas de plata en los 100 y 200 metros. Ese mismo año, en el Campeonato Mundial de Paratletismo celebrado en Dubai, obtuvo dos medallas de bronce. En los Juegos Paralímpicos Tokyo 2020 sumó otras tres medallas a su palmarés, dos de oro y una de plata, convirtiéndose en la primera venezolana en ganar doble oro en paralimpiadas, triunfo que ningún atleta criollo ha logrado ni siquiera en olimpiadas.
Esta mujer, afrodescendiente y con una discapacidad, hace historia en una sociedad donde el machismo, la discriminación y el racismo son males que siguen aquejando a quienes aún no se libran de prejuicios y estereotipos. Las más grandes victorias de Lisbeli Vera, como vemos, no son precisamente sus medallas.
¿Conoces otras victorias de venezolanos? ¡En El Pitazo queremos contarlas! Escríbenos a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected].