El asesinato de un entrenador, el atentado al dueño de una academia de beisbol, videos con amenazas de hombres armados y una decena de extorsiones a empresarios y figuras ligadas a la pelota oscurecen el proceso de firma de los prospectos venezolanos contratados por los equipos de las mayores en Estados Unidos. Los jefes criminales que controlan las prisiones y las megabandas entraron por la fuerza en el negocio y se mueven con la versatilidad de un utility en el diamante

Alianza Rebelde Investiga (ARI) y CONNECTAS

El 15 de enero es una fecha especial en el mundo del beisbol. Es el día en que se inicia el reclutamiento internacional de prospectos para las Grandes Ligas en Estados Unidos. Este año, 13 adolescentes venezolanos lograron acuerdos millonarios apenas se abrió el proceso, y en pocos días sumaban 16 jóvenes. Es un día en que centenares de talentos de 16 años de edad y sus familias esperan con anhelo, porque ven en la pelota el pasaporte que los sacará de la pobreza y los llevará directo a vivir el sueño americano.

La jornada también despierta gran expectativa entre los dueños de las 195 academias de beisbol registradas en Venezuela. Estas organizaciones particulares se dedican a formar a los niños que consideran talentos y se encargan de gestionar las firmas con los 30 equipos de MLB. A cambio, se quedan con el 40 % o 50 % del bono en dólares que reciben los peloteros, que en pocos casos oscilan entre 1 millón y 4 millones de dólares.

Pero ellos no son los únicos interesados en este negocio redondo. Los pranes, líderes criminales de las prisiones en Venezuela, esperan con ansias y no pierden de vista el proceso de las firmas. Estos delincuentes, que tienen una arraigada pasión por el beisbol, considerado el deporte nacional, saltaron de las gradas al terreno de juego por la fuerza para hacerse con un porcentaje de los miles o millones de dólares que pagan los equipos de Estados Unidos.

Esta investigación de CONNECTAS y la Alianza Rebelde Investiga (ARI) identificó, al menos, tres formas de extorsión utilizadas por los pranes para quedarse con parte del dinero que reciben las academias. Apostando así a un nuevo filón para alimentar sus finanzas.

Para este reportaje se visitaron más de 25 academias en 5 estados de Venezuela –Lara, Miranda, Anzoátegui, Carabobo y Aragua– y se conocieron casos que muestran cómo la acción de los grupos delictivos pasa por la difusión de videos con amenazas, acoso telefónico y atentados con granadas, hasta el asesinato de un entrenador.

Funcionarios policiales, entrenadores, periodistas, propietarios de academias, scouts, expeloteros y empleados de algunos clubes de beisbol coincidieron en que la penetración de los pranes en el beisbol es un “secreto” conocido por todos en el medio, pero del que nadie habla por miedo a sufrir algún ataque de los delincuentes.

Los entrevistados aseguraron que casi todas las academias que hay en Venezuela pagan una vacuna mensual para poder funcionar y garantizar la seguridad de sus instalaciones y su personal. Otras deben entregar a los pranes del 3 % al 10 % del monto que reciben cada vez que firman a un pelotero.

Los pranes, además, ofrecen algo similar a un “servicio” de cobranza de deudas causadas en el contexto de esta actividad deportiva.

La posibilidad de que algunas academias en realidad sean propiedad de los pranes fue mencionada por expertos y personas ligadas al mundo del beisbol venezolano. Aunque fue imposible confirmar esta versión, no es descabellado que estas organizaciones de crimen organizado busquen sacar provecho a la actividad profesional más lucrativa para los venezolanos en el exterior.

La cantidad de prospectos criollos que reciben bonos millonarios se multiplicó por cuatro en solo seis años. De 3 peloteros firmados por más de 1 millón de dólares en 2015, se pasó a 16 en 2022 (en 2020 no hubo firmas por la pandemia). El 2021 era el año con más rúbricas de 7 cifras, con 14 casos, hasta ahora. Además, unos 350 jóvenes sellan cada año acuerdos que van desde 10.000 hasta 900.000 dólares.

Aunque hay otros jugadores en el campo delictivo, la megabanda el Tren de Aragua –el grupo armado no estatal más poderoso de Venezuela–, que opera desde la prisión de Tocorón, es el que domina esta novedosa economía criminal. Para usar una expresión del beisbol, serían: el cuarto bate del equipo y el novio de la madrina.

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