Desde 2012 la cobertura de vacunación en América Latina y El Caribe empezó a descender y la situación se agravó con la llegada del COVID-19. La región cuenta con un mecanismo único en el mundo que permite comprar vacunas a precios muy bajos, pero las fallas estructurales en los sistemas de salud y la falta de voluntad política resaltan como las principales trabas para solventar esta situación que pone en riesgo la salud de al menos dos millones de niños en la región
Por: Grisha Vera*
Hace una década, América Latina era una de las regiones con mejor cobertura (93 %) de vacunación infantil en el mundo, superaba en nueve puntos la media global. Pero para el 2022, la cobertura de la región era una de las peores, ubicándose cinco puntos por debajo del promedio mundial, de acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Estas organizaciones estiman que 1,2 millones de niños no cuentan con la primera dosis de la DTP3 (vacuna contra la difteria, tétanos y tosferina, indicador mundial sobre la cobertura de vacunación) y que cerca de dos millones de niños en la región están en riesgo de contagiarse de alguna enfermedad inmunoprevenible.
Veintitrés países de América Latina y el Caribe han disminuido sus coberturas de vacunación de la DTP3 y contra el sarampión. El descenso en siete países es alarmante: en Bolivia, El Salvador, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y Venezuela la cobertura disminuyó 20 puntos o más en alguna de las dos vacunas mencionadas desde 2012.
Desde una mirada regional, las razones del descenso de la cobertura responden a distintos motivos: la disminución de las campañas públicas para promocionar la importancia y calidad de las vacunas, el empeoramiento de los sistemas de salud, los movimientos antivacunas, la crisis sanitaria derivada de la pandemia y menos dinero destinado a comprar vacunas.
CONNECTAS analizó las cifras de importaciones de vacunas para uso humano –disponibles en la base de datos Comtrade de Naciones Unidas, una plataforma que reúne data comercial de todo el mundo– en los siete países que registraron los peores descensos en sus coberturas, y halló que en dos (Venezuela y Ecuador) el gasto disminuyó en la última década.
Aunque los expertos consultados coinciden en que la compra de vacunas es apenas un elemento a considerar, porque el éxito de los programas de inmunización depende de la fortaleza de los sistemas de salud. Es decir, los países necesitan personal suficiente y capacitado, coberturas en zonas remotas y una cadena de refrigeración adecuada.
La reportería en campo en Bolivia, Ecuador y Venezuela también evidenció que los gobiernos no son transparentes sobre la situación de la vacunación y que existen fallas a la hora de sistematizar los datos, situaciones que complican aún más la atención de este problema.
Miriam Alía Prieto, coordinadora Médica de Emergencias y especialista en vacunas en Médicos Sin Fronteras, explica que los movimientos antivacunas son una razón que explica el descenso en la cobertura de vacunación, aunque en menor medida. “Son casos, no voy a decir anecdóticos, pero sí reducidos dependiendo del país. En algunas vacunas, sobre todo en sarampión, sí que se había notado una bajada de la cobertura incluso antes de la covid”.
Estas vacunas no buscan la erradicación de las enfermedades que previenen. La DTP no logra la inmunidad de por vida y, aunque la vacuna contra el sarampión sí, la experta subraya que el 15 % de las personas no logran la inmunidad. «Pero aún así, en la mayor parte de los países, lo que vemos cuando se reduce la cobertura son las epidemias de sarampión. Es un indicador claro de que los programas de rutina no van bien. Y esto desde el año 2020 lo estamos viendo. Hemos visto un aumento de casos y de epidemias en todas las regiones del mundo», señaló Prieto.
El descenso de la cobertura de vacunación en la región ya era alarmante para 2019, justo antes de la pandemia. Las estimaciones evidenciaban que América Latina y el Caribe se encontraba 16 puntos por debajo de lo recomendado en ese año. La situación se agravó con la llegada de la covid-19, pero en 2022 se evidenció una mejora: la cobertura se incrementó del 75 al 79 % en un año. Es decir, la región se emparejó con el año anterior a la pandemia.
En febrero de 2023, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta e instó a los países de las Américas a actualizar sus planes de respuesta para evitar la transmisión endémica del sarampión nuevamente en el continente. En 2016, la región fue declarada libre de este virus, pero su circulación en lugares fuera del subcontinente implicó un aumento de los casos importados entre 2017 y 2019.
Sistemas frágiles
En la última década, Perú ha incrementado el gasto para la compra de vacunas. Aunque desde 2019 el monto fluctúa, la tendencia es al alza: en 2023, el Gobierno peruano gastó 108 % más que en 2012. María Elena Martínez, directora ejecutiva de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de ese país, confirmó que se ha incrementado de manera importante el gasto en vacunas.
Sin embargo, el incremento del gasto no refleja una mejor cobertura de la vacunación infantil. En los últimos 10 años la tendencia es a la baja: la cobertura contra el sarampión disminuyó 20 puntos porcentuales en este periodo y la cobertura de la DTP3 bajó 13 puntos.
La tendencia a un mayor gasto en este rubro, pese al retroceso en las coberturas de vacunación también ocurre en El Salvador, Honduras, Bolivia y Paraguay. Midy, el asesor de Unicef, advierte que para garantizar el éxito de los programas de inmunización los países necesitan contar con suficiente personal de salud, tener un sistema capaz de responder al incremento en la demanda de vacunación, sensibilizar a la población y contar con una infraestructura adecuada para preservar las vacunas.
El caso venezolano ilustra muy bien que el acceso a vacunas no es suficiente para garantizar una buena cobertura. Huniades Urbina, pediatra-intensivista y vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, comenta que en los últimos años el Estado venezolano no ha comprado vacunas, debido a una deuda de 10 millones de dólares que el país mantiene con la OPS. Las dosis existentes han llegado por donaciones de organismos internacionales.
Por esa razón, cuenta Urbina, en 2023 el Gobierno venezolano firmó un convenio con la Alianza para la Vacunación Gavi, un mecanismo internacional que tiene como objetivo mejorar el acceso a las vacunas en países en desarrollo. Gavi compraría las vacunas necesarias para el programa de inmunización ampliado en 2023 y apoyaría en la implementación, mientras que Venezuela se comprometía a cummplir el programa y comprar las vacunas necesarias a partir de 2024. Pero hasta la fecha todo permanece en el papel. Urbina advierte que, en Venezuela, además, hacen falta vacunadores, porque un 70 % del personal de enfermería ha abandonado el sistema de salud por los bajos sueldos.
CONNECTAS solicitó la información referente al Programa de Ampliado de Inmunización y una entrevista con la ministra de Salud, Magaly Gutiérrez, pero hasta la fecha de publicación, las comunicaciones no habían sido contestadas.
Desconocimiento y exclusión
La falta de conocimiento sobre la importancia de las vacunas se suma como otra causa que ha provocado una baja de la vacunación. Urbina explicó que no se trata solo de tener la vacuna disponible: tiene que acompañarse de una campaña de publicidad. Enrique Terán, docente de la Universidad San Francisco de Quito y PhD en farmacología, dice que antes, los gobiernos ecuatorianos motivaban continuamente a que las familias vacunaran a sus niños, pero dice que desde hace al menos cinco años, el sistema de salud espera a que estos lleguen a los centros de salud.
Cristina Jácome, directora nacional de Inmunizaciones de Ecuador, añade a la lista de factores que, en 2008, el cambio en la Constitución de ese país eliminó la obligatoriedad de la vacunación. Ya no se les exige a los niños la tarjeta de vacunación para inscribirlos en las escuelas, y eso ha ocasionado que muchos no estén vacunados.
Sin embargo, Prieto advierte que no es el único elemento a considerar. La población migrante usualmente está excluida de los programas de vacunación. “No están excluidas porque quieran o rechazan la vacunación, sino que no tienen forma de estar incluidas. La burocracia las aboca a un limbo en los servicios de salud y las políticas de salud muy pocas veces incluyen a la población migrante”.
Para el 2021, en América Latina y el Caribe vivían 14,8 millones de migrantes internacionales, según la Organización Internacional para las Migraciones. En 2023, Unicef estimó que 25% de esta población son niños y adolescentes.
A ciegas
Ecuador disminuyó 17 puntos la cobertura de la DTP3 y 22 puntos la cobertura de la vacuna contra el sarampión entre 2012 y 2022. Jácome, la autoridad ecuatoriana, explicó a CONNECTAS que, en septiembre de este año, debido a una campaña especial de vacunación que buscaba justo incrementar estas coberturas, se dieron cuenta de que las estimaciones que habían informado a OPS no eran correctas. Comenta que el Instituto de Estadísticas había sobreestimado la población infantil y por eso las proyecciones de cobertura estaban bajas. Este año, al culminar la campaña especial de vacunación y comparar los datos con el nuevo censo de 2022 se dieron cuenta del error.
Hasta la fecha de publicación de este reportaje, Bolivia no había contestado a las solicitudes de información. Argumentaron que los datos solicitados no estaban sistematizados. Paralelamente, en agosto de 2023, Bolivia tenía confirmados 847 casos de tosferina. Para remediar la situación, el Ministerio de Salud junto al de Deportes activaron una campaña de vacunación en las zonas más afectadas.
Venezuela, por su parte, no reporta datos de compra de vacunas a Naciones Unidas desde 2013, y desde 2017 se desconoce el presupuesto para la ejecución del Esquema Nacional de Inmunizaciones. Sin embargo, los datos disponibles en la Ley de Presupuesto Nacional y los informes de rendición de cuenta (2012-2017) evidencian el descenso en la cantidad de vacunas aplicadas. Por ejemplo, en 2014, hubo una reducción de 58 % en las dosis aplicadas. Al año siguiente esta cifra se incrementó, recuperando los valores del año 2013. Pero en 2016, hubo otra reducción de las dosis aplicadas, esta vez 12 %. Esa reducción se mantuvo en 2017, el último año del que se conocen cifras oficiales.
Además, en Venezuela también se desconoce los datos oficiales sobre el impacto real del descenso en la cobertura de vacunación, porque el Ministerio de Salud no produce el Boletín Epidemiológico desde el año 2016.
Otro impacto de la covid-19
En 2020, en 22 de los 33 países de América Latina y el Caribe descendió la cobertura de la DTP3 y en 26 naciones disminuyó la cobertura contra el sarampión. Para el 2022, seis de estos países aún no mostraban signos de recuperación en la cobertura de la DTP3 y 15 en la cobertura contra el sarampión.
Destaca Paraguay no solo porque no muestra una mejora, sino porque el descenso después de la pandemia se ha mantenido y es importante. En los últimos cuatro años este país disminuyó 17 % su cobertura de la DTP3 y 33 % en la cobertura contra el sarampión. Sin embargo, el gasto para la compra de vacunas sube y el presupuesto para la ejecución del programa ampliado de vacunación se ha mantenido.
Prieto, la experta de Médicos Sin Fronteras, comenta que desde 2020, debido a la pandemia, se establecieron unas políticas muy restrictivas que pretendía evitar que se acumulara mucha gente en los centros sanitarios. “Esto lo que provocó fue que todas las campañas preventivas de apoyo que se dan en los países de ingresos bajos o con coberturas bajas, que se hacen de forma regular, se suspendieran. Lo mismo pasó con las campañas reactivas, es decir, en respuesta a epidemias, porque además tampoco había material de protección para los equipos de vacunación”.
Las autoridades de inmunización de Ecuador y Perú también señalaron como la principal causa del descenso en las coberturas de vacunación la crisis sanitaria generada por la pandemia. Pero ambos países registran una leve disminución de la vacunación antes de la llegada del COVID-19.
La falta de transparencia de los países analizados deja muchas preguntas sin respuestas. Por ejemplo, si el gasto para la compra de vacunas en algunos países de la región se ha duplicado, por qué las coberturas de vacunación han retrocedido.
Hacer zoom a las causas del descenso de las coberturas de vacunación en la región termina en una foto que solo muestra oportunidades perdidas. “Los ingresos bajos” y los “problemas estructurales”, que justifican la mayor parte de los problemas de América Latina y el Caribe, no caben en el marco de esta foto, porque una década atrás la región había logrado un retrato casi perfecto, lo que muestra que la meta de una cobertura de 95% o más de la vacunación infantil en América Latina es posible.
Si le interesa conocer más sobre el descenso de vacunación infantil en la región, puede ingresar al reportaje completo en este enlace.